Cristianos dan en Barcelona su contribución a la Constitución Europea

Habla Josep Miró i Ardèvol, presidente de E-Cristians

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BARCELONA, 4 diciembre 2002 (ZENIT.org).- Del viernes al domingo se celebra en Barcelona por iniciativa de E-Cristians (http://www.e-cristians.net) junto con la Asociación Católica de Propagandistas la Convención de Cristianos por Europa en la que 150 congresistas de diferentes países europeos pedirán que la futura Constitución Europea tenga en cuenta la aportación cristiana a la construcción europea.

En la iniciativa, celebrada en la Universidad Abat Oliba, colaboran además la Federación de Cristianos de Cataluña y la Fundación Guilé (Suiza). En esta entrevista concedida a Zenit, Josep Miró i Ardèvol explica detalles sobre esta convocatoria sin precedentes en el viejo continente.

–¿Qué tipo de gente participa en la Convención de Cristianos por Europa?

–Josep Miró i Ardèvol: Hemos reunido personalidades cristianas representantes de distintos ámbitos: hay rectores y catedráticos de universidad, hay europarlamentarios de diversos países, hay políticos españoles, hay diputados del Parlamento Europeo y de Estados miembros; los hay italianos, franceses, irlandeses, alemanes, croatas, polacos, eslovenos. También hay altos cargos gubernamentales y de la Comisión Europea. Vienen sindicalistas cristianos italianos, periodistas y diplomáticos, empresarios, expertos en bioética y en doctrina social, representantes de ONGs católicas y también gente de diversos movimientos como los Focolares, Comunión y Liberación, Regnum Christi, etc… Por razones de operatividad queríamos limitarnos a 120 congresistas pero al final hemos superado los 150. Nos parece que realmente hay un deseo fuerte de los grupos cristianos europeos, del Este y del Oeste, de ofrecer una aportación pública a la construcción europea.

– Esta aportación pública, ¿se quiere concretar en el texto de la futura Constitución Europea?

–Josep Miró i Ardèvol: Ése ha sido el punto que nos ha animado a reunirnos, reflexionar y actuar. Vemos que en Europa hay dos concepciones del hombre y de los valores: una parte de Dios y la trascendencia; la otra no cuenta con Dios en su visión del hombre. Ambas concepciones tienen que dialogar y colaborar si queremos renovar la vida europea y crear una sociedad europea más unida, solidaria y humana. El Papa se ha manifestado en este sentido reiteradamente. Lo que no puede ser es que la futura Constitución Europea ignore estas dos concepciones y el hecho cristiano sea silenciado.

–Pero mencionar al cristianismo en la Constitución Europea, ¿no implica una toma de partido por parte de la Unión?

–Josep Miró i Ardèvol: ¡Es que los Estados miembros ya han tomado partido en sus constituciones! Una Constitución Europea que no recoja de manera positiva el hecho cristiano será una anomalía histórica. Si exceptuamos la particularidad francesa, todas las Constituciones de los países de la Unión Europea reconocen el papel de las Iglesias y piden colaboración entre el Estado y las iglesias. ¡Incluso hay países miembros abiertamente confesionales como Grecia, Gran Bretaña y algunos nórdicos con Iglesia nacional! Las constituciones de los países europeos son aconfesionales, sólo la francesa es laicista. No es serio, por lo tanto, que la futura Constitución Europea asuma el modelo francés, excepcional y minoritario, e ignore la tradición de los otros países. En nuestra Convención de Cristianos por Europa vamos a fijarnos en un modelo como el de la Constitución polaca, que recoge las dos concepciones, la fundada sobre Dios y la de los ciudadanos que no se remiten a Dios.

–¿Hasta qué punto pueden los cristianos colaborar con una visión laica de Europa?

–Josep Miró i Ardèvol: Cuando hablamos de «laicidad» tenemos que especificar. Hay una laicidad abierta y dialogante, constructiva, como la de un Vaclav Havel, un Massimo D’Alema, o un Walter Veltroni, quizás el propio Valéry Giscard d’Estaing, que no ven en el creyente un enemigo a batir, sino un complementario. Estamos llamados a construir Europa colaborando con esta laicidad. Pero hay otra laicidad excluyente, la que podríamos llamar «ideología laicista» o «laicismo militante». Este laicismo pretende ser el único pensamiento ordenador de Europa, descalifica y menosprecia a la Iglesia y se autodefine dogmáticamente como superior al sentido religioso. Con este laicismo excluyente no se puede dialogar ni trabajar en equipo: debemos confrontar su ideología y pedirle que reconozca la realidad de la presencia pública y política de los cristianos.

–¿Hay una concepción propia, cristiana, de lo que debe ser la Unión Europa?

–Josep Miró i Ardèvol: Sabemos que la Unión Europea nació de la voluntad de reconciliación cristiana de los «padres fundadores»: Robert Schumann, Konrad Adenauer, Alcide De Gasperi. Sus herramientas fueron el diálogo, la apertura y la tarea compartida. Abordaron objetivos concretos y realistas para unir a los europeos, como la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) o el Mercado Común. Estos proyectos nacieron para servir primero a la fraternidad humana y luego al mercado, y no a la inversa. Esta concepción de servicio al hombre de los fundadores es la concepción cristiana que queremos. Me hacen gracia algunos políticos que en su juventud criticaban «la Europa de los mercaderes» y hoy, para que no se hable de una Europa de valores cristianos o humanos, defienden una Europa tecnócrata y economicista.

–Centrándonos en los temas de la Convención de Cristianos por Europa, ¿cuáles son los temas principales que se tratarán?

–Josep Miró i Ardèvol: Tanto los ponentes como los grupos de trabajo van a centrarse en unos aspectos clave. Por un lado, está el tema de los derechos fundamentales en la Unión Europea: derecho a la vida, derecho a la libertad religiosa y de conciencia, etc… Abrirá la reflexión sobre este tema Cesare Mirabelli, presidente emérito de la Corte Constitucional italiana. Otro tema básico es la subsidiariedad y el bien común, para concienciarnos de las funciones que corresponden a los distintos entes públicos. El arzobispo de Tarragona, Lluís Sistach, reflexionará sobre el papel de las Iglesias en la Unión Europea. Roberto Formigoni, presidente de Lombardía, abrirá el trabajo en torno a la solidaridad europea en un mundo globalizado. Al final, presentaremos un documento, el Manifiesto de Barcelona, que recogerá la propuesta de los congresistas para los legisladores de la nueva Constitución Europea.

–¿Cómo se puede velar para que se lleven a cabo esa propuesta?

–Josep Miró i Ardèvol: Pues manteniéndonos en contacto y trabajando en red. ¡Esta es sólo la primera edición! La Convención de Cristianos por Europa se va a celebrar en más ciudades europeas y va a servir para poner en contacto a más movimientos, asociaciones y plataformas de ciudadanos cristianos. Si queremos construir Europa hemos de hacerlo trabajando en equipo desde diversos países. Creemos que esta convención servirá también para que los cristianos entendamos que no es efectivo actuar cada uno por libre, sino que las necesidades nos exigen unidad de acción y perseverancia.

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Más información sobre la Convención de Cristianos por Europa en http://www.eurocristians.org.

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ZENIT Staff

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