Cristianismo y Nueva Era, cara a cara

Entrevista con Teresa Osório, del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso

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CIUDAD DEL VATICANO, 7 febrero 2003 (ZENIT.org ).- Titulado «Jesucristo, portador de agua viva. Una reflexión cristiana sobre el New Age» el documento sobre la Nueva Era presentado el lunes en el Vaticano ha suscitado gran interés entre los medios de comunicación.

Se trata de un informe elaborado por un equipo de miembros de diversos organismos de la Santa Sede: el Consejo Pontificio de la Cultura y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso –que lo firman–, con la ayuda de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y del Consejo Pontificio par la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Para profundizar en este importante documento, Zenit ha entrevistado a una de sus autoras, la doctora Teresa Osório Gonçalves, del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso y coordinadora del grupo de trabajo sobre Sectas y Nuevos Movimientos Religiosos.

–Ante la galaxia de un movimiento como el de la Nueva Era –donde confluyen espiritismo, ocultismo, teosofía, magia blanca y negra, panteísmo y neopaganismo– y muchos grupos y asociaciones de creyentes que usan en parte técnicas «New Age», ¿podría indicar las diferencias principales respecto a la fe cristiana?

–Teresa Osório Gonçalves: Sobre todo, los católicos creemos en un Dios creador. Un Dios que crea libremente, por amor, y que crea al hombre libre. Dios no coincide con el mundo (panteísmo), ni el mundo ha salido de Él por emanación. Desde la perspectiva cristiana es igualmente falso afirmar que Dios coincide con el hombre. Ciertamente habita en él, pero es a la vez su Creador, Señor y Salvador. Por un proyecto de amor le ha hecho su interlocutor. La alteridad preserva la dignidad personal y la libertad del hombre.

Con este Dios entramos en diálogo a través de la oración. La oración no es el simple redescubrimiento del yo más profundo, sino que presupone el encuentro de dos personas: es ponerse libremente en adoración, en acción de gracias, en súplica. Es sintonizar con la voluntad del Padre.

–Los seguidores del New Age buscan técnicas liberadoras…

–Teresa Osório Gonçalves: Nosotros tenemos necesidad de la redención de Cristo porque somos pecadores. El cristiano ve al hombre como fundamentalmente bueno, pero herido por el pecado original. Ninguna técnica de liberación, ningún esfuerzo de concentración personal, ninguna sintonía de millones de conciencias pueden salvar al hombre. Nuestra única vía de salvación es Cristo, el Hijo de Dios hecho Hombre, que «entró» en la historia para salvarnos.

–¿Cuál es el significado de muerte y sufrimiento?

–Teresa Osório Gonçalves: Los seguidores de la Nueva Era no aceptan el sufrimiento ni la muerte. La redención viene para ellos a través de técnicas de expansión de la conciencia, de renacimiento, de viajes a las puertas de la muerte, se obtiene también con cualquier método que ayude a relajarse para aumentar las energías vitales.

En cambio para los cristianos, el sufrimiento vivido en unión con Jesús Crucificado, que en la Cruz reveló su amor por los hombres, es fuente de salvación. También la muerte es un acontecimiento único: no es el acceso a una nueva reencarnación a la que seguirán otras, sino el paso obligado para entrar en la vida eterna.

–La Nueva Era habla de cambiar el mundo…

–Teresa Osório Gonçalves: Dice una hoja del movimiento indio Brahma Kumaris: «Va a suceder algo… Vosotros podéis suscitarlo asociándoos al mismo tiempo a otros millones, reunidos en un tipo de nueva comunión de los santos que por su fuerza y creatividad intrínseca dispone de un estímulo capaz de hacer volcar el mundo del lado justo». ¿Pero bastará el pensamiento para cambiar el mundo?

El camino que nos ha propuesto Jesucristo es bastante más exigente y más fascinante: es el del amor recíproco que se traduce en obras concretas y crea comunidades vivas que construyen un mundo nuevo.

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ZENIT Staff

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