Hacen falta buenos guías espirituales

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Habla el padre Jesús Castellano Cervera, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe

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ROMA, 13 marzo 2003 (ZENIT.org).- Una semana dedicada a ahondar en la espiritualidad cristiana desde la interdisciplinariedad. Es el objetivo de la 44 «Semana de Espiritualidad» organizada por la Facultad Pontificia de Teología del Teresianum que concluyó este jueves en Roma.

El acompañamiento espiritual centraron parte de las sesiones, ofrecidas por personas de todos los estados eclesiales.

Entre los participantes se encontraban Roseta Napolitano (que habló del ministerio de la mujer en la dirección espiritual) y Luis Jorge Gonzalez, que se refirió a la «consulta espiritual». También intervinieron el padre Marko Ivan Rupnik, el padre Benito Goya y el matrimonio Cappello, de la comunidad «Glory of God».

Según el padre Jesús Castellano, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y vice-decano del Teresianum, «faltan personas que ofrezcan ese precioso tiempo para escuchar, que lo hagan con sabiduría y amor, que sean a la vez doctos y espirituales».

–¿En qué consiste la Semana de Espiritualidad?

–Castellano: La Semana de Espiritualidad es una de las iniciativas que en el campo de la pastoral de la espiritualidad organiza el Teresianum de los Carmelitas Descalzos de Roma. Es ya una institución.

La primera se celebró en 1960 y fue una idea del entonces General de la Orden P. Anastasio Ballestrero. Durante varios años centró su atención en el tema de la oración cristiana.

Después se han ido tratando varios temas, en sintonía con los problemas de la Iglesia y los nuevos senderos de la espiritualidad cristiana. Antes y después del Jubileo del 2000 hemos abordado los grandes ejes de la espiritualidad trinitaria y desde hace tres años nos estamos haciendo eco de algunas perspectivas de la «Novo millennio ineunte».

El año pasado fue el tema de la pedagogía y pastoral de la santidad. Este año el de la mistagogía y acompañamiento espiritual.

Programamos diez conferencias con una cierta unidad temática. Invitamos cada año a conferenciantes, hombres y mujeres, sacerdotes, religiosos/as y laicos, parejas de matrimonio.

–¿La semana está orientada a los religiosos?

–Castellano: La Semana de espiritualidad está abierta a todo el mundo. Hay entre los oyentes una buena mayoría de religiosos/as pero cada vez más tenemos seglares, sacerdotes, seminaristas que siguen con atención los temas desarrollados.

Tenemos ocasión de que vayan pasando por la cátedra del Teresianum una cierta pluralidad de tendencias espirituales. Este año hemos tenido la suerte de que abriera la Semana el P. Marko Ivan Rupnik, bien conocido como teólogo y artista.

Después las conferencias se publican en la «Rivista di Vita spirituale» y en un volumen aparte. Los 44 volúmenes son ya una pequeña enciclopedia de espiritualidad y dan una idea de los temas que durante las ultimas décadas del siglo XX se han ido asomando al panorama de la Iglesia.

–El lema de la semana de este año habla de mistagogía y el acompañamiento espiritual. ¿Qué es la mistagogía?

–Castellano: Por mistagogía se entiende en el lenguaje teológico la iniciación al misterio cristiano, su celebración y el acompañamiento espiritual para su asimilación y personalización.

Es una palabra que hoy se ha recuperado de la antigua tradición de los cultos paganos que los Padres aplicaron a la iniciación cristiana –bautismo, confirmación y eucaristía–y que hoy en el ámbito de la Teología espiritual se aplica también a esa introducción gustosa, sabia y concreta al misterio de Dios y una vida cristiana en crecimiento, como es el caso de los ejercicios espirituales y de la llamada dirección espiritual.

El Catecismo de la Iglesia católica usa esa palabra porque parece apropiada para el lenguaje sacramental pero también para suscitar en los fieles el deseo de entrar en el misterio por medio de la fe, de participar plenamente en la liturgia, y de ir asimilando, con la ayuda de otras mediaciones personales y comunitarias ese misterio en la vida de cada día según la propia vocación.

–Qué significa la liturgia cotidiana como mistagogía universal de la Madre Iglesia, título de su intervención en la Semana de Espiritualidad?

–Castellano: La liturgia, comprendida, celebrada, asimilada es la primera y fundamental mistagogía del cristiano.

Y es a la vez la mistagogía universal de la Iglesia. Válida para todos, abierta a todo el mundo, completa en sus contenidos y en sus formas. Es bíblica por su referencia a la palabra, sacramental porque el misterio se nos ofrece en los signos sacramentales.

Es eclesial y objetiva y no meramente individual y subjetiva porque su eficacia nos la asegura la misma Iglesia. Cada día, con la palabra de Dios cotidiana, la plegaria de las horas, para los que la celebran, con la eucaristía la Iglesia nos ofrece el don de la relación personal con el misterio trinitario.

Para la peregrinación de cada día no nos falta el maná de la palabra y de la eucaristía, con el que cada uno, según su vocación vive la comunión con Dios en la historia.

–¿Es necesario confrontar la propia experiencia espiritual con otros?

–Castellano: El P. Rupnik y el P. Benito Goya, recordaban al abrir la Semana de espiritualidad, a propósito del acompañamiento espiritual, la gran demanda que existe de personas que sepan escuchar y ofrezcan un servicio personalizado, la necesidad que hoy se tiene de confrontar la propia experiencia espiritual y los caminos que se recorren con un verdadero discernimiento de la voluntad de Dios y del necesario camino para llegar a esa vocación universal a la santidad.

Faltan personas que ofrezcan ese precioso tiempo para escuchar, que lo hagan con sabiduría y amor, que sean a la vez doctos y espirituales, como quería Santa Teresa, que hagan crecer a las personas en la libertad espiritual, sin ser impositivos.

–¿Cómo se forma un guía espiritual?

–Castellano: En el área cultural anglosajona se están abriendo centros para la formación de guías espirituales. La tradición antigua nos recuerda que es un ministerio abierto tanto a hombres como a mujeres, tanto a esclesiásticos como a seglares.

Se abren, pues, perspectivas de una nueva ministerialidad, pero se necesitan esas «letras» de las que hablaba Santa Teresa , una buena teología, y esa capacidad de sintonía experiencial que permite al Espíritu Santo obrar a través de las mediaciones humanas, para hacer crecer maduros y libres hijos e hijas de Dios, auténticos discípulos y discípulas de Jesús, apóstoles de su Reino.

–Es más preciso hablar de acompañamiento espiritual o dirección espiritual?

–Castellano: Hoy se habla de acompañamiento espiritual más que de dirección por un necesario cambio de lenguaje y de actitud que rechaza lo direccional impositivo y favorece el diálogo en el Espíritu y el sometimiento mutuo a la voluntad de Dios, con la delicadeza con que el mismo Dios nos trata, solicita nuestra respuesta libre y generosa.

Hay, sin embargo, una preferencia en algunos ambientes por el antiguo concepto de paternidad y maternidad espiritual, aunque con la mesura y naturalmente el buen sentido de un transmitir con el amor de la sabiduría y el respeto de la libertad, la misma acción de Dio que nos ha creado libres y espera de nosotros una respuesta de filiación libre y liberadora.

En un mundo donde parece que falta la verdadera paternidad que refleja la de Dios, con su autoridad de amor que se propone y no se impone, para muchos es una gracia encontrar padres y madres en el Espíritu.

O amigos y hermanos, que transparentan el rostro de Jesús maestro y el de su Espíritu, que es definitivamente y por excelencia el «director espiritual» de los cristianos, el que los acompaña por los
senderos del Evangelio, con la gracia de saber vivir bien en las noches oscuras y en las jornadas luminosas, que no faltan a los que quieren llevar hasta su culmen el camino empezado y anticipado en la gracia e la iniciación cristiana.

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ZENIT Staff

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