El Camino Neocatecumenal fundado en los años sesenta por Kiko Argüello y Carmen Hernández entre las chabolas de Palomeras Altas (Madrid), se extendió en primer lugar a Zamora, adonde llegó en 1967 a petición del entonces párroco de San Frontis, José Martín Escribano.
Por lo tanto, después de Madrid, Zamora se convirtió en la sede de la primera comunidad neocatecumenal.
Tras la comunidad de San Frontis se han constituido otras en la capital, como las de San Lorenzo y Cristo Rey, y también en otras localidades de la diócesis como Toro, Morales de Toro, Villalpando. En total son 18 las comunidades neocatecumenales presentes en la diócesis.
El Camino, que en palabras de Juan Pablo II es «un itinerario de formación católica, válido para la sociedad y para los tiempos de hoy», pretende ser, como explican sus estatutos, una ayuda a las parroquias ofreciéndoles un camino de iniciación cristiana, mediante el cual se pueda redescubrir lo que significa ser cristianos.