AZUL, 8 abril 2003 (ZENIT.org-Aica).- Si no se tiende a la santidad, la pastoral se reduce a una actividad carente del testimonio que el mundo necesita para poder ver y recibir a Jesucristo, advirtió el obispo Emilio Bianchi Di Cárcamo en una carta dirigida a los fieles de su diócesis de Azul (Argentina).
En su misiva, monseñor Bianchi se refirió a «la santidad como urgencia pastoral» y manifestó la importancia de mantener el esfuerzo «diario y constante, personal y comunitario hacia la santidad».
A juicio del prelado, el mundo experimenta el deseo de ver a Jesús y contemplarlo, «aunque no sepa muchas veces expresarlo bien, a través de sus depresiones, angustias y aún de sus rebeldías, de su indiferencia causada por un triste vacío: el de no encontrar en las cosas del mundo algo que realmente llene el corazón”.
A este deseo «secreto y no expresado de contemplar a Jesús, debe salir al encuentro nuestra vida cristiana, llena de fe y de amor, que ansía la santidad», afirmó el prelado.
«Pero nuestro testimonio sería totalmente deficiente –subrayó-- si nosotros no fuésemos los primeros contempladores del rostro de Jesús».
De acuerdo con el obispo de Azul, ello se logra «recorriendo un camino de fe, dejándonos iluminar por la Palabra de Dios que nos transmite el Evangelio, celebrando los sacramentos, amando a nuestros hermanos, sobre todo a los más pequeños, y haciendo una continua y ferviente oración».
«Ya que se trata de tender a la santidad, base de todo proyecto pastoral, rezar no es algo que debe darse por supuesto –advirtió--; es preciso aprender a orar cada día mejor, utilizando los distintos tipos de oración según las necesidades y las circunstancias. Tenemos que volver a pedirle al Señor que nos enseñe a orar».
«El Papa –añadió-- quiere que nuestras comunidades cristianas se conviertan en auténticas escuelas de oración y entiende que el rosario es un modo sumamente válido para favorecer la exigencia de contemplación del misterio cristiano, porque no hay verdadera oración sino la que se hace con fe y desemboca en la caridad de la contemplación».
Finalmente, monseñor Bianchi di Cárcano pidió que «en las iglesias y capillas, y en los colegios católicos, a través de la catequesis y en los distintos tiempos litúrgicos, en las familias y en los grupos de oración que han surgido en tantos ambientes, se haga gustar, se difunda y practique esta oración, que es un medio sumamente válido para favorecer en los fieles la exigencia de contemplación indispensable para la evangelización del mundo».
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Apr 08, 2003 00:00