SYDNEY, 5 abril 2003 (ZENIT.org).- Sigue siendo difícil encontrar el justo equilibrio entre familia y trabajo. Pero las empresas lo están intentando. Un ejemplo es la filial australiana de la empresa farmacéutica Aventis.

La empresa ofreció a sus empleados que volvían de baja materna más de 6.000 dólares australianos (3.585 dólares) para el cuidado de los hijos. Ha introducido el incentivo en un intento de retener su personal femenino, tras descubrir que la mitad de las mujeres que piden la baja maternal no vuelven, informaba el Sydney Morning Herald el 21 de marzo.

Bajo el nuevo plan, los cuidadores primarios recibirán ocho semanas pagadas de baja, los secundarios una semana. Entre otras instituciones que ofrecen bajas pagadas está la Universidad Católica Australia, que da 52 semanas de baja pagadas –12 semanas con el sueldo íntegro, el resto con el 60%- y Sara Lee, que da a su personal 16 semanas de sueldo íntegro. El aspecto innovador de la decisión de Aventis es que ofrece más de 1.000 dólares australianos (597 dólares) al mes durante seis meses, después de que el cuidador primario vuelva al trabajo. Aventis tiene 500 empleados en Australia, el 60% de ellos son mujeres.

Está en curso en la prensa australiana un debate sobre las mujeres y el trabajo. El disparador de la discusión fue la visita en febrero de la socióloga británica Catherine Hakim. Sus puntos de vista fueron recibidos favorablemente por el primer ministro australiano, John Howard, afirmaba un artículo del 7 de febrero de Bettina Arndt en el Sydney Morning Herald. Arndt también citaba a Pru Goward, comisionado federal para la discriminación de sexo, que declaraba: «Siempre hemos sido gente de Hakim».

Una reciente formulación de la teoría de Hakim se encuentra en su libro «Work-Lifestyle Choices in the 21st Century». Su argumentación se basa en lo que ella mantiene que es una nueva perspectiva de analizar las elecciones de las mujeres entre trabajo familiar, trabajo de mercado – teoría de la preferencia. Ella explica que las teorías actuales ven con frecuencia las diferencias entre los patrones de empleo masculino y femenino desde una perspectiva masculina, en ocasiones bajo la orientación de la discriminación de sexo.

Hakim mantiene que es incorrecto suponer que todas las mujeres tienen las mismas preferencias en esta área. Más bien, las mujeres son heterogéneas en sus preferencias sobre cómo equilibrar vida familiar y empleo.

También defiende que es un error suponer que el conflicto entre familia y empleo puede resolverse a través de políticas gubernamentales. Como ejemplo, el libro cita el caso de los países nórdicos, bien conocidos por sus políticas igualitarias y amistosas con la familia. En algunos oficios el nivel de segregación de sexos es incluso más alto que en otros países que carece de una legislación tan favorable.

Y en Suecia la mayoría de las mujeres armonizan el trabajo a tiempo parcial con el ser madres, en carreras que no son tan importantes para ellas como para los hombres. Como resultado, los hombres continúan dominando los peldaños más altos de las jerarquías empresariales y públicas.

Preferencias que diferencian
Según la investigación de Hakim sobre las preferencias de las mujeres, cerca del 20% de las mujeres tienen la vida familiar y los hijos como su principal prioridad, y prefieren no trabajar fuera del hogar. Otro 20% se centran en el trabajo, y con frecuencia no tienen hijos por causa de sus carreras. El restante 60% difiere, abarcando mujeres que quieren combinar trabajo y familia, en proporciones diversas.

Hakim afirma que su teoría presenta problemas para muchas feministas, puesto que las fuerza a confrontar el problema de los intereses en conflicto de las mujeres. Las mujeres centradas en el hogar, por ejemplo, son felices de dar la prioridad a los hombres en el mercado de trabajo, mientras que las mujeres orientadas al trabajo, como los hombres, dan prioridad a la esfera pública sobre la familia. Las mujeres que con más frecuencia entran en conflicto con un lugar de trabajo de orientación masculina son aquellas que desean combinar trabajo y familia.

Cierto número de factores en las últimas décadas – control de nacimientos, legislación sobre igualdad de oportunidades, expansión del trabajo de cuello blanco- ha hecho posible que las preferencias de las mujeres jueguen un papel mayor en las decisiones que toman con relación al trabajo y a la familia. Una de las consecuencias, observa el libro de Hakim, es que ya no es posible interpretar automáticamente los datos sobre diferencias de ingresos en el mercado de trabajo como una evidencia de la discriminación de sexo, a menos que la concesión se haya dado de acuerdo a preferencias de estilo de vida laboral.

Hakim no pretende haber descubierto todas las respuestas. De hecho, observa que los investigadores todavía no han descubierto todas las consecuencias sociales de las divergencias entre los diversos grupos de mujeres. También observa que las políticas de muchos países continúan acentuando del derecho de las mujeres a trabajar, con poca atención a las necesidades de los niños pequeños a una paternidad de buena calidad.

Más feliz, menos estresada
Los últimos datos apoyan el argumento de Hakim sobre la diversidad de las preferencias de las mujeres. En Australia, la mayor encuesta jamás hecha sobre trabajo y familia reveló que la mayoría de las mujeres que trabajan prefieren trabajar menos horas, informaba el 11 de marzo el diario Australian.

La encuesta, sobre más de 12.000 personas, titulada «Working Time Preferences in Couple Households», encontró que los padres trabajaban una media de 48 horas a la semana, y querrían reducirlas a 44. Para las madres trabajadoras, la media de tiempo en el lugar de trabajo es de 28 horas, y querrían reducirlas a 26. Sólo el 8% de las parejas encuestadas afirmó que les gustaría que sus relaciones fueran más «igualitarias».

En Gran Bretaña, una encuesta realizada por el Sunday Times examinó a 50.000 empleados, incluyendo a 20.000 empleados de las 100 mayores empresas. Los resultados, publicados el 2 de marzo, mostraron que las mujeres ocupan sólo el 42% de los puestos de encargados y sólo el 22% de los de encargados superiores.

No obstante, las mujeres son más felices y están menos estresadas con su lugar de trabajo y su salario, informaba la entrevista. Asimismo, incluso aunque las cifras de la Comisión para Igualdad de Oportunidades del Reino Unidas muestran que las mujeres reciben un salario un 18% de media menos por hora de lo recibido por un hombre haciendo el mismo trabajo, las mujeres en la encuesta del Sunday Times informaban que consiguen un acuerdo justo de sus jefes.

La encuesta hacía notar que las mujeres se encuentran más satisfechas con las empresas que adoptan políticas de apoyo a las familias, permitiéndoles mayor flexibilidad al combinar trabajo y responsabilidades del hogar. Sin embargo, el reportaje concluía que las compañías encuentran dificultades al «combinar las necesidades en conflicto de hombres y mujeres, solteros y familias, jóvenes y mayores en un ambiente de trabajo moderno».

La semana siguiente el Sunday Times continuó con el asunto de la encuesta con un artículo que informaba sobre que muchas mujeres jóvenes prefieren permanecer en el hogar con sus hijos. De las mujeres por debajo de los 35 años, dos tercio querrían permanecer más en casa, cuando llegan a ser madres o trabajan en horario partido, según un estudio de la Universidad de Bristol.

El estudio se basaba en entrevistas con cerca de 1.100 personas jóvenes. Una cuarta parte de las mujeres entrevistadas afirmó que preferían no trabajar mientras el padre trabajara a tiempo completo; el 38% creían que la situación ideal es que el padre trabaje a tiempo completo y la madre a tiempo parcial.

Los gobiernos también continúan b uscando políticas que ayuden a equilibrar trabajo y familia. Italia anunció hace poco una carta blanca sobre propuestas legislativas que podrían consolidar las familias.

En Alemania, el canciller Gerhard Schröder prometió en la campaña para las elecciones del año pasado que mejoraría la vida de las familias trabajadoras. Desde su victoria del 22 de septiembre, ha prometido crear 10.000 escuelas de jornada completa y miles de guarderías, de forma que los padres puedan trabajar más fácilmente, informó el 6 de enero Associated Press.

Juan Pablo II, en su exhortación apostólica de 1981 «Familiaris Consortio», No. 23, observaba que la igual dignidad y responsabilidad de las mujeres «justifica plenamente el acceso de la mujer a las funciones públicas».

Pero, hacía notar el Papa, el verdadero progreso de las mujeres también requiere que «se dé un claro reconocimiento al valor de su papel maternal y familiar». Además, añadió, «estos papeles y profesiones deberían combinarse armoniosamente». Veinte años después, los intelectuales y gobiernos han captado finalmente la validez de estas afirmaciones.