La Cáritas checa ha comenzado de este modo a trabajar en cuatro escuelas de Grozny y en seis jardines de infancia, que se encuentran en los campos para refugiados junto a la frontera con Ingushetia, informa «Radio Vaticano».
Los locales que acogen las escuelas han sido restaurados, limpiados y pintados con colores vivos para que se adapten mejor al clima de alegría propio de los niños.
La responsable de Cáritas en Grozni, Katerina Perunova, ha reconocido la insustituible ayuda aportada por los voluntarios checos para que, en medio del sangriento conflicto, los niños chechenos puedan encontrar un lugar acogedor en el que aprender y jugar con serenidad.