Ésta pregunta ha servido de punto de partida a nueve investigadores vinculados a la Universidad Ramon Llull de Barcelona (http://www.url.es) que acaban de poner en marcha un grupo de investigación sobre ética ecológica, con el objetivo de elaborar, para el próximo otoño, un amplio trabajo que permitirá hacer una reflexión sobre el futuro del planeta.
Según los expertos, «la ética ecológica es una reflexión crítica y racional sobre el hecho de la ecología, entendida como la teoría desde la cual establecemos la relación con el medio ambiente».
Según los nueve investigadores, es necesario saber distinguir lo que realmente es ecología de lo que son esencialmente intereses económicos y de marketing o cualquier otro tipo de discurso, poco riguroso pero con una gran capacidad de convocatoria.
El trabajo, en pleno proceso, está abierto a todos aquellos investigadores y expertos de diversos campos del saber que quieran colaborar en el proyecto, y de hecho ya han recibido ayuda de docentes de diversos centros como ESADE (Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas), la Salle, el Instituto Borja, el Instituto Químico de Sarrià (IQS) y Blanquerna.
Según los expertos, las soluciones para el futuro del planeta no se pueden ser sólo científicas y técnicas. «Son necesarias, pero en absoluto suficientes. Es necesaria una reflexión ética porque, en el fondo, lo que falla en el medio ambiente es la conducta humana, y no tanto las estructuras creadas, el conocimiento científico o la aplicación técnica», asegura Francesc Lozano, uno de los promotores del proyecto.
«Cuando alguien se acerca por primera vez a los temas básicos que tocamos desde la perspectiva de la ética ecológica, se da cuenta de que somos la primera generación que realmente se está planteando cuál es su responsabilidad ante el futuro», explica Jordi Giró, profesor de la Facultad de Filosofía y otro integrante del grupo de estudio.
«A diferencia de corrientes históricas como el marxismo, que provocaron adhesiones y rechazos claros, en el tema ecológico estamos todos implicados, nos guste o no nos guste; y toda la humanidad tiene que intervenir y buscar soluciones», concluye Francesc Lozano.
