«Estamos felices de que haya salido así. No se podía prever lo que podía pasar y con las armas químicas todo era posible. Pero ahora se pude volver a empezar», aclaró el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Su comentario tuvo lugar en la tarde del miércoles al encontrarse espontáneamente con algunos periodistas antes de participar en una mesa redonda sobre católicos y política en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma.
Ratzinger recordó asimismo que «resistir a la guerra, a sus amenazas de destrucción, era algo justo».
«Nunca debería ser la responsabilidad de una sola nación el tomar decisiones por el mundo, por tanto tenemos que seguir trabajando con las Naciones Unidas. Todos deben quedar involucrados en la reconstrucción de Irak. Y deberíamos rezar por el final de esta situación infernal en Oriente Medio», dijo el cardenal en respuesta a la pregunta de una periodista de «Inside the Vatican».