Venezuela: el episcopado denuncia la quiebra de los organismos de Justicia

Un año después del golpe de Estado, el país sigue paralizado

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CARACAS, 11 abril 2003 (ZENIT.org).- Al año del fallido golpe de Estado y ante la gravedad de una crisis cada vez más intensa, el episcopado venezolano ha denunciado la pasividad de las autoridades para aclarar los crímenes cometidos y ha invitado país a ser consciente del deber de reconstrucción que concierne a todos.

En el golpe de Estado que el 11 de abril de 2002 alejó a Hugo Chávez del poder durante 48 horas murieron 19 personas y varios centenares resultaron heridas. Un contragolpe protagonizado por Chávez le devolvió la presidencia de Venezuela.

El comunicado difundido este viernes por la presidencia de la CEV (Conferencia Episcopal Venezolana) recuerda «en la oración a las víctimas del clima de intransigencia política y de conflictividad social reinante en el país (…) cuyas consecuencias todavía vivimos».

En efecto, a las «muertes absurdas» se sumaron saqueos que reflejaron la violación de los derechos a la vida, a la seguridad y a la propiedad.

«No ha sido posible aclarar policialmente ni resolver judicialmente ninguno de estos crímenes y delitos», constata el episcopado.

«En concreto –denuncia–, la actuación de la Fiscalía, de la Defensoría del Pueblo y el Poder Judicial ponen en tela de juicio su razón de ser, la defensa de los derechos humanos fundamentales».

De acuerdo con los prelados, la lucha en torno a la legitimidad e institucionalidad del gobierno «ha herido el Estado de derecho y la convivencia política». Además, la creciente polarización mantiene al país paralizado, está aumentando la pobreza y la división y violencia social.

Todo ello desvía a la nación del objetivo fundamental: «reconstruir la convivencia, la confianza en la justicia y el respeto a un legítimo pluralismo en el que tengamos cabida todos los venezolanos».

Ante este panorama, para el episcopado venezolano este aniversario debe ser una ocasión para tomar conciencia de que el perdedor en este conflicto es el pueblo en su totalidad y recuerda además la necesidad de orar «al Dios de la vida, de la paz y de la reconciliación».

No obstante, la CEV recuerda igualmente que la fecha es una llamada de atención «a los que corresponde la misión de impartir justicia desde la verdad, como a quienes tienen el deber de defender al pueblo, de cualquier poder hegemónico, gubernamental u otro, a fin de que cumplan su papel, y demuestren, con hechos, que tienen voluntad de hacerlo».

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ZENIT Staff

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