Recordando las enseñanzas de esa mujer, a la que beatificó hace quince años, el Papa explicó que ser hermanos de los pobres «conlleva el compromiso de no abandonar nunca a «aquellos pobres que Dios nos ha dado por hermanos»».
Por eso, el pontífice invitó a «reconocer en el rostro de cada indigente el rostro de Cristo», mensaje central de la vida de esa religiosa italiana, que fue también misionera en América Latina.
El Papa pidió a las Hermanas de los Pobres a educar los corazones al amor, a ser heroicas en la caridad y a ser «disponibles y acogedoras con todas las personas, cualquiera que sea su forma de pobreza».
«Uniendo la «contemplación a la acción» –exhortó–, proseguid en vuestro servicio eclesial, que florece de la oración como «la flor de la raíz». En nuestra época es muy necesario afirmar la prioridad de la escucha de Dios y de la contemplación».
Las Hermanas de los Pobres, que celebran su capítulo general dedicado al tema: «Un don para regalar, el rostro carismático de la Hermana de los Pobres», están presentes en Italia, Estados Unidos, Brasil, Argentina, India, Filipinas y Paraguay.