El padre Njoroge viajaba en su coche cuando unos salteadores le detuvieron en los alrededores de la capital de Kenia. «Después de sacarle del vehículo le dispararon cuatro veces a quemarropa», confirmó a Misna el arzobispo de Nairobi, monseñor Raphael Ndingi Mwana’a Nzeki.
«No opuso resistencia alguna –añadió–. Es más, incluso habría entregado a los asaltantes las llaves del coche, que después abandonaron a 500 metros de distancia. Encontró su cuerpo en el suelo un “buen samaritano” que le llevó al hospital».
El sacerdote keniano murió a causa de una parada cardio-respiratoria cuando estaba siendo intervenido quirúrgicamente para extraerle una bala que tenía alojada en el pulmón izquierdo.
Su muerte representa un nuevo luto para la familia, pues la madre del padre Njoroge perdió a otro hijo, también sacerdote, cuatro años atrás.
La muerte violenta del padre Njoroge se suma a la lista de los religiosos de la archidiócesis de Nairobi asesinados en poco más de tres años. En este momento ya son seis.
El funeral por el sacerdote –responsable de la parroquia de San Francisco Javier de Parklands, en el decanato de Nairobi– se celebrará el miércoles 16 de abril en la catedral de la capital.