LA LAGUNA (TENERIFE), 28 abril 2003 (ZENIT.org).- Aspectos desconocidos e inéditos del perfil histórico, espiritual y cultural del Hermano Pedro de Betancur, el primer santo de las Islas Canarias y de Guatemala, se convirtieron en el argumento central de la edición 2003 del Congreso Internacional «Diálogo Fe Cultura», celebrado del 22 al 26 de abril.
«El año pasado fue canonizado y nos parecía que este semblante tan importante en el campo de la cultura y de la fe debía ser estudiado e investigado», explica don Lucio González Gorrín, director del Centro de Estudios Teológicos de La Laguna (Tenerife), institución organizadora del encuentro en colaboración con la Universidad de La Laguna.
«De hecho, fue el creador del primer hospital de convalecientes en el siglo XVII, quien creó la primera escuela de alfabetización para niños y adultos, y de una nueva pedagogía de la enseñanza a través de los juegos, la danza, y de la rima…», recuerda González Gorrín.
El Congreso, que llevaba por lema «El Hermano Pedro, una reflexión interdisciplinar para el hombre de hoy», con la posterior publicación de sus actas, así como con sus seis exposiciones artísticas complementarias, se convierte en una de las aportaciones científicas más importantes realizadas hasta ahora en torno a esta figura que ha marcado la evangelización en las dos orillas del Atlántico.
En particular, monseñor Felipe Fernández García, obispo de San Cristóbal de La Laguna, ilustró «El Diálogo Fe-Cultura en el Hermano Pedro», explicando cómo integró la fe y en la vida en Guatemala, donde se convirtió en el apóstol de indígenas y esclavos de su época. En particular, aclaró, su fe se hizo cultura viviendo radicalmente la caridad.
Juan Pedro Rivero González, doctor en Historia de la Iglesia, profesor del Centro de Estudios Teológicos, hizo un recorrido desde los orígenes de la familia religiosa fundada por el Hermano Pedro –la Congregación de las Hermanas Bethlemitas (la rama femenina) y la Orden de Hermanos de Belén (la masculina)– para mostrar cómo la obra de este santo «es provocadora para el hombre de hoy».
«El Hermano Pedro es sinónimo de amor apasionado al misterio de Dios en Belén y de una caridad sin límites, un amor hacia los pobres. Él hizo saber que se puede ser feliz amando sin límites, y en el fondo es básicamente el Evangelio», aclaró Rivero González.
El Congreso fue clausurado por monseñor Baltasar Porras Cardozo, presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, quien en dos conferencias ilustró «La aportación de Canarias a la evangelización de América», así como «El papel de la Iglesia en la configuración de América Latina».
La dimensión contemplativa de la vida del santo quedó subrayada en las muestras artísticas que se presentaron con motivo del Congreso. Entre otras, bajo la coordinación de Wifredo Ramos, se presentó una «Exposición colectiva» de autores que, pasando del óleo al grabado, por la acuarela o la escultura en madera y barro, plasmaron su espiritualidad.
Nombres como Celestino Mesa, Javier de la Rosa, Ezequiel de León, Paula Plaza, Inma Serrano, han recogido de este modo y dado su sello a la huella del santo, ofreciendo al mismo tiempo una aportación iconográfica de incalculable valor a la figura del santo.
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