CIUDAD DEL VATICANO, 29 abril 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha recordado que para un banco, al igual que para toda actividad empresarial o comercial, el lucro no es su móvil principal o exclusivo.
«Tal actividad debe tener en cuenta los factores humanos y está subordinada a las exigencias morales propias de toda acción humana», aclaró el pontífice este sábado al encontrarse con 800 ejecutivos del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA).
Venían en peregrinación procedentes de España (donde tiene la sede el Banco, uno de los más grandes de ese país ) y de América Latina (donde se ha expandido en los últimos años).
En las palabras que les dirigió el Santo Padre, recordó que el «desarrollo económico», si está «bien orientado», «favorece la convivencia pacífica de los ciudadanos y permite una vida acorde con la dignidad humana».
«De ese modo, se honra al hombre, autor, centro y fin de toda la vida económica y social, y se colabora en el designio de Dios», afirmó citando al Concilio Vaticano II («Gaudium et spes», 63).
Juan Pablo II recordó que «el interés de lucro, aún siendo legítimo, no puede ser el móvil principal o incluso exclusivo de una actividad empresarial o comercial, pues tal actividad debe tener en cuenta los factores humanos y está subordinada a las exigencias morales propias de toda acción humana».
Por ello invitó a los ejecutivos a «hacer de las empresas verdaderas comunidades de personas que buscan la satisfacción de sus intereses económicos en el marco de los postulados de la justicia y la solidaridad, del trabajo responsable y constructivo, y del fomento de las relaciones humanas auténticas y sinceras», poniéndose «al servicio de la sociedad».
Por último, pidió a los representantes del Banco «el compromiso cristiano en el ámbito de vuestras actividades, testimoniando con las palabras y los hechos las enseñanzas del Magisterio eclesial en materia social».