CIUDAD DEL VATICANO, 30 abril 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II trazó este miércoles el perfil del hombre político presentado por la Biblia, subrayando que su actuación debe estar regida por la «integridad moral» y el «compromiso contra las injusticias».
El Santo Padre ofreció esta original reflexión al encontrarse con unos 20.000 peregrinos congregados en la plaza de San Pedro durante la tradicional audiencia general de los miércoles, dedicada en esta ocasión a meditar sobre el Salmo 100.
«Es una meditación que traza el retrato de un hombre político ideal, cuyo modelo de vida debería ser el obrar divino en el gobierno del mundo: un obrar regido por una perfecta integridad moral y por un enérgico compromiso contra las injusticias», explicó.
Se trata, aclaró, de un «programa de «bondad y justicia», que es conformado por dos grandes líneas morales»: la «rectitud de corazón» y el rechazo del mal.
Entre «las grandes virtudes morales que hacen luminosa» la acción del político justo, destacó «la sabiduría que ayuda a comprender y a juzgar rectamente; la inocencia que es pureza de corazón y de vida; y, por último, la integridad de la conciencia que no tolera compromisos con el mal».
Esto implica, siguió aclarando, el rechazo de la «calumnia», de la «arrogancia» y la «soberbia».
Por último, el salmo bíblico aconseja al hombre de gobierno que se rodee de ayudantes «leales», «gente íntegra», rechazando así «el contacto con quien comete fraudes».
En síntesis, el Papa concluyó subrayando «la primacía del amor por encima de la necesaria justicia» como pauta de acción que Dios ofrece para el hombre de gobierno.
La meditación del Papa continuaba con la serie de catequesis pronunciadas durante las audiencias generales dedicadas a comentar los Salmos e himnos del Antiguo Testamento. Estas reflexiones pueden ser consultadas en la página web de Zenit, en la sección «Audiencia del miércoles» (http://www.zenit.org/spanish/audiencia/).
