Saludo al Papa del cardenal Rouco al comienzo de las canonizaciones

«Queremos ser Testigos humildes y valientes del Evangelio de Jesucristo Resucitado»

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MADRID, 4 mayo 2003 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras de saludo que dirigió en la mañana de este domingo el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, a Juan Pablo II al inicio de la celebración eucarística en la que proclamó a cinco nuevos santos españoles en la plaza de Colón de Madrid.

* * *

Santo Padre:
Los Obispos, presbíteros y fieles de las Iglesias particulares que peregrinan en España, esta tierra bendita desde los albores mismos de la evangelización por el anuncio apostólico de Jesucristo Resucitado, os reciben y saludan en esta vuestra nueva Visita a nuestra Patria con los sentimientos de veneración y cariño filiales, de gratitud eclesial y de júbilo pascual que han distinguido siempre nuestras relaciones históricas con el Sucesor de Pedro y, de manera totalmente singular, con Vuestra Santidad a quien no sólo los católicos, sino también todos los españoles de buena voluntad acogen hoy con profundo respeto y afecto.

Una buena prueba de ello os la ofrecieron ayer en la emocionante Vigilia Mariana de Cuatro Vientos los jóvenes de España que respondían a vuestra invitación de volver el rostro a Jesucristo, de conocerle desde lo más hondo de sus almas mirándole con los ojos de María y de ser sus testigos, con un entusiasmo humano y cristiano que evocaba el de los discípulos el día de Pentecostés. Los jóvenes de «la Tierra de María» le entregaron su corazón al Papa que se ha declarado «todo de María»: «Totus Tuus».

Desde aquella vuestra primera visita pastoral, verdaderamente histórica, del otoño del año 1982, larga, minuciosa, extraordinariamente sensible y cercana a nuestra realidad social y eclesial, vibrante de esperanza, no habéis cejado nunca de recordarnos el don tan extraordinario y singular que supone para la identidad interior de España le fe cristiana recibida desde los orígenes de nuestra historia común, profesada con una fidelidad a la comunión católica sin fisuras y vivida con una generosidad misionera que no admite muchos parangones. Cuando en el verano de 1989 os poníais a la cabeza de aquella inmensa riada juvenil de peregrinos, nacida de todas las fuentes de la catolicidad, «Camino de Santiago», no sólo reverdecía el viejo y venerable itinerario de la peregrinación cristiana medieval de los pueblos de España y de los países hermanos de Europa, sino que también se nos revelaba la actualidad del Evangelio de Jesucristo, su vigor juvenil inmarchitable, su frescura pascual; en suma, el ser la llave que abre las puertas del futuro salvador para la humanidad. Con una claridad radiante les enseñabais a los jóvenes del mundo que Jesucristo es «el Camino, la Verdad y la Vida». La Iglesia en España y sus jóvenes aprendíamos con nueva certeza, confirmada por el Sucesor de Pedro, que había que retornar decididamente a lo más auténtico de nuestra tradición cristiana si queríamos descubrir con creatividad histórica, las más ricas, vivas y actuales posibilidades de presente y de futuro para la Iglesia y para la sociedad. Ese horizonte de nuestra historia, por cristiana y católica verdaderamente universal, quedaba más nítidamente iluminado y abierto –tras el prólogo de vuestra escala en Zaragoza con motivo del Viaje a Santo Domingo en 1984 para inaugurar el novenario de preparación del Quinto Centenario de la Evangelización de América– en Sevilla, los lugares colombinos y Madrid –desde esta misma Plaza de Colón donde nos encontramos–, en junio de 1993 por vuestra llamada apremiante a nuestras comunidades diocesanas y a España entera para que reencontrásemos y recreásemos nuestra vocación misionera hacia dentro y hacia fuera de nuestras fronteras.

Hoy, en este vuestro quinto viaje apostólico, como en una síntesis pastoral de vuestros constantes mensajes, dirigidos a vuestros hijos de la Iglesias Particulares de España, nos aseguráis en el nombre y con la autoridad de quien es el Vicario de Jesucristo Resucitado para toda la Iglesia: ¡Seréis mis testigos! Y nos proponéis los modelos y el estilo imprescindibles para cumplir con el mandato y envío del Señor en este tiempo, tan lleno de incertidumbres y de esperanzas. Los modelos son los cinco Beatos –¡Santos de la España contemporánea!– que vais a canonizar: Pedro Poveda, José María Rubio, Genoveva Torres, Angela de la Cruz, Maravillas de Jesús. El estilo: el de la santidad, el de la perfección de la caridad que transforma los corazones, las familias, las sociedades y los pueblos.

Santidad: ¡Queremos ser sus Testigos! ¡Queremos ser Testigos humildes y valientes del Evangelio de Jesucristo Resucitado, nuestro Señor y Salvador! ¡Gracias desde lo más hondo del alma por haber venido de nuevo a España, por el servicio de confirmarnos en la fe, de fortalecernos en la comunión eclesial, de enviarnos a evangelizar a los que más lo necesitan en el alma y en el cuerpo entre nosotros y en todos los países más pobres y atormentados del mundo. ¡Gracias por vuestra delicadeza exquisita de padre y pastor de nuestras almas!

A nuestra gratitud se suman con fina y cálida cortesía Sus Majestades los Reyes de España y la Real Familia, los representantes de las más altas instituciones del Estado –Gobierno, Congreso y Senado, los Tribunales Constitucional y Supremo, las Comunidades Autónomas…– que quieren sintonizar con los sentimientos más nobles de todos sus ciudadanos y que ven en vuestra Santidad el defensor más firme e inquebrantable del hombre, de cada ser humano, de su dignidad personal inviolable, de sus derechos fundamentales, del derecho a la vida frente a toda agresión que la amenaza, especialmente frente a la violencia terrorista; al que promueve incansablemente el bien de matrimonio y de la familia, el bien común de la humanidad, y el bien preciadísimo de la paz.

¡Gracias! ¡Gracias de corazón, Santo Padre! ¡Gracias por estar con nosotros, por presidir esta Eucaristía, abierta a todos los cielos de España sobre el altar de esta ciudad de Madrid!
¡Gracias!

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ZENIT Staff

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