ZADAR, 9 junio 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha concluido su tercer viaje a Croacia cansado, a causa de los numerosos desplazamientos en avión y coche y de las elevadas temperaturas, pero decidido a continuar con sus visitas apostólicas por el mundo.
El cansancio, ha aclarado Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, en declaraciones publicadas este lunes por «Il Corrire della Sera» «no ha modificado para nada el programa del viaje, a pesar de que el calor ha sido superior a las previsiones».
Según Navarro-Valls, el hecho de que en estos viajes el Papa sea llevado al altar en medio de muchedumbres con una silla con ruedas no disminuye su capacidad de comunicación.
«La gente se ha dado cuenta de la extraordinaria elegancia humana con la que el Papa ha aceptado sus límites físicos. Hoy más que un obstáculo son un instrumento de su misión», afirma.
El Papa seguirá viajando, confirma. El 22 de junio visitará Banja Luka, ciudad de la República Srpska (RS), entidad de mayoría serbia en la república de Bosnia-Herzegovina y en la segunda mitad de septiembre debería viajar a Eslovaquia.
Sigue incierta, la visita a Mongolia por varios motivos: el peligro del SARS (en el país se han registrado varios casos), la complejidad de los preparativos, la dificultad para organizar la posible etapa en Kazán, ciudad de la Federación Rusa.
«El proyecto de viaje a Mongolia –aclara el portavoz vaticano en declaraciones a los periodistas– está madurando, todavía no está listo, pero no ha sido cancelado».
«Il Corriere della Sera» revela que entre los proyectos para el próximo año se habla de una visita papal a Francia, donde podría beatificar a los padres de santa Teresita del Niño Jesús y a Charles de Foucauld.