MADRID, 10 junio 2003 (ZENIT.org).- María José Ciaurriz , profesora Titular de Derecho Eclesiástico de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (http://www.uned.es) de Madrid, explica en este entrevista que «evangelizar es un acto legítimo de proselitismo».
Sin embargo, esta jurista advierte que «muchas confesiones religiosas no cristianas realizan un proselitismo al cual no cabe aplicar el calificativo de evangelización».
Ciaurriz es la autora de «El derecho de proselitismo en el marco de la libertad religiosa», del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (http://www.cepc.es). En el libro, la autora dilucida qué es la libertad religiosa como marco del derecho de proselitismo y ahonda en el derecho de proselitismo ante las confesiones y los estados.
Para la autora, «el proselitismo forma efectivamente parte del derecho de libertad religiosa».
–¿El proselitismo forma parte del derecho de libertad religiosa?
–Ciaurriz: El derecho de libertad religiosa aparece mencionado, de una u otra manera, en todas las Declaraciones internacionales que recogen el reconocimiento de los derechos humanos fundamentales.
Igualmente sucede con las Constituciones de la mayor parte de los países democráticos y, en general, con toda la doctrina moderna en torno a la materia: la libertad religiosa no se presenta como un derecho que el Estado o el Poder público concede a los ciudadanos, sino como un derecho previo al ordenamiento jurídico y que éste tiene el deber de tutelar y proteger.
Un derecho que se desarrolla a través de variadas formas de actuarse, entre las que resultan capitales el derecho a elegir y profesar la religión deseada; el derecho a cambiar de religión; y el derecho a manifestar la propia religión, que a su vez engloba el derecho de publicar, enseñar, predicar y hacer proselitismo, además del derecho a actuar en la vida pública y privada de acuerdo con las propias convicciones religiosas.
De todo ello se deduce que el derecho de proselitismo forma efectivamente parte del derecho de libertad religiosa.
Es cierto que existe una determinada corriente doctrinal que rechaza la palabra «proselitismo» y la sustituye por otras expresiones similares, tales como comunicación de las propias creencias, etc. Pero, independientemente de que utilicemos una u otra denominación, es evidente que quedaría sin sentido la libertad de expresión de la propia fe, y vacío de contenido el derecho a cambiar de religión, si se negase el derecho de exponer a los demás, por medios legítimos, el contenido de las propias convicciones para atraerles hacia las mismas.
Existen, en efecto, muy diversos campos abiertos al proselitismo: el proselitismo político, el proselitismo artístico, el científico; es decir, las varias formas de exponer a otras personas cuáles son las ideas personales para incorporarles a nuestras propias opciones en cualquiera de esos terrenos. En ese contexto, carece por completo de lógica considerar que la libertad religiosa no supone un derecho de proselitismo.
–¿Qué es el proselitismo ilegítimo?
–Ciaurriz: Es el proselitismo rechazable en éste como en cualquier otro terreno. Nos estamos refiriendo a la coacción que puede ejercerse de muchas maneras sobre las personas para inducirles forzadamente a adoptar una actitud o una creencia.
Debe tenerse en cuenta que cuando algún Estado, como es el caso de Grecia, ha condenado a personas pertenecientes a una religión distinta de la nacional por llevar a cabo un proselitismo ilegítimo, la mayor parte de las veces el Tribunal Europeo de Estrasburgo ha dado la razón a quien ejercía el proselitismo y no al Estado, por considerar que la propagación, por todos los medios legítimos, de la propia fe, es un derecho integrado en la libertad religiosa.
–Cuando un fiel comunica su fe públicamente, ¿puede ser acusado de proselitista?
–Ciaurriz : Para responder a esta pregunta es preciso hacer referencia a lo que acaba de decirse en favor de la religión. Comunicar, pública o privadamente, la propia fe es un derecho legítimo; hacerlo por la vía de la coacción no lo es.
La pregunta entraña un equívoco: ¿puede un fiel ser acusado de ser proselitista? Da la sensación de que ser proselitista es un delito y de que, sobre quien lo es, puede recaer una acusación. No es así de ninguna manera.
La expresión pública de la propia fe, así como la privada, han de gozar de la más amplia protección de los Ordenamientos jurídicos internacionales y nacionales.
Toda manifestación de la propia fe es un acto de proselitismo, en cuanto que traslada a los demás la noticia de una convicción personal que, de por sí, tiende a comunicarse.
Ello se puede hacer mediante la enseñanza, mediante la exposición de las propias ideas en libros y en medios de comunicación, así como en conferencias y demás sistemas similares; se puede hacer mediante la conversación directa y privada…, es decir, se puede hacer por todos los medios legítimos que tengan por objeto dar a conocer a otras personas las propias convicciones y, también, atraerlas a las mismas.
–¿En qué se diferencia el proselitismo de la evangelización?
–Ciaurriz : El proselitismo es un término mucho más amplio que la evangelización, si bien la evangelización es una forma de proselitismo.
En efecto, la evangelización supone la difusión del Evangelio, y el Evangelio es un libro, o conjunto de libros, de un contenido doctrinal propio exclusivamente de las Iglesias y comunidades cristianas. Los Evangelios narran la vida y la enseñanza de Jesucristo y son aceptados como revelación divina exclusivamente por determinadas confesiones religiosas.
En consecuencia, quienes exponen la doctrina contenida en los Evangelios, con el propósito de informar a otros, y también con el propósito de atraerles hacia dicha doctrina, están realizando un acto legítimo de proselitismo dando a conocer el contenido de la propia fe. A esto lo llamamos evangelización, fenómeno que ha revestido muy diferentes características a lo largo de los siglos.
No es posible afirmar que todas las formas históricas de evangelización se hayan llevado a cabo sin ningún tipo de presión, muy en particular cuando se ha tratado de la evangelización de pueblos primitivos o situados en niveles culturales y de civilización muy atrasados.
Sin embargo, no se puede tampoco juzgar los fenómenos históricos bajo la luz del presente. Determinadas actitudes que hoy resultan aceptables o reprobables, de acuerdo con los parámetros culturales presentes, no pueden juzgarse como tales en otros momentos de la historia, de acuerdo con los parámetros entonces vigentes.
En todo caso, actualmente, sin duda alguna, la evangelización es una forma de exposición del contenido doctrina de la fe de las Iglesias que aceptan los Evangelios como fuente revelada, mientras que otras muchas confesiones religiosas no cristianas realizan un proselitismo al cual no cabe aplicar el calificativo de evangelización.
–¿Quiénes son los sujetos del proselitismo, sectas, grupos religiosos, religiones…?
–Ciaurriz: Los sujetos del proselitismo son siempre los individuos, tanto en un sentido activo como pasivo. El proselitismo es labor de personas que se dirigen a otras personas y que, normalmente, lo hacen en nombre de su propia fe y del grupo religioso al que pertenecen.
[La segunda parte de esta entrevista será publicada este miércoles]