La religión, elemento cada vez más presente en los videojuegos

BARCELONA, 13 junio 2003 (ZENIT.org).- Las referencias a Dios o la religión parecen tener cada vez más influencia en los videojuegos. ¿A dónde conduce esta tendencia?

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A la pregunta responde el escritor Francisco Molina en un artículo aparecido en el número 224 del SOI, Servicio de Observación de Internet (http://www.observatoriodigital.net).

«A riesgo de generalizar demasiado, los videojuegos (salvo excepciones de las que se hará mención) no van en contra de la religión, sino que se aprovechan de ella», constata Molina.

Según el autor, «todos los elementos del hombre en relación con sus padres o con la trascendencia (cultura, amor, violencia, historia, sexo, etc.) se encuentran también en los videojuegos».

La gran diferencia con la vida real es que en los videojuegos el jugador siempre tendrá otra oportunidad para realizar sus deseos, cuenta con «otra vida», analiza Molina, que entiende por videojuego «todo tipo de juego electrónico interactivo, con independencia de su soporte (ROM interno, cartucho, disco magnético u óptico, on-line) y plataforma tecnológica (máquina de bolsillo, videoconsola conectable al TV, máquina recreativa, microordenador, vídeo interactivo, red telemática).

El elemento religioso en los videojuegos sigue algunos esquemas predeterminados: «Dios – mensaje –mensajeros – creyentes – salvación. A partir de este esquema la cuestión está en quién es Dios, cuál es el mensaje y quién el mensajero, quiénes son los creyentes y –éste es el hito– qué salvación ofrecen», aclara el autor.

«Hay juegos que tienen relación directa o indirecta con la religión. Por ejemplo Matrix, cuyo protagonista Neo, reúne las características de un nuevo Mesías. En este juego se mezclan la superstición, una seudo religión y el futurismo», afirma Molina, colaborador habitual del Servicio de Observación sobre Internet.

El autor pone otros ejemplos como el videojuego «Black & White» (Blanco y negro), en el que la pregunta subyacente es ¿Qué haría usted si fuera Dios? ¿Sería bueno, justo o vengativo?».

Molina escribe que «uno de los videojuegos (entre muchos) más completo es Heavy Gear, cuya estructura religiosa tiene mucho peso en el juego. Una muestra de detalles: Espíritu Pacífico es Dios; Thor Hutchison, el líder de la Iglesia Revisionista; La Dorothean Order, monjes guerreros; Norlight, seguidor de la Iglesia Revisionista, etc. En este videojuego no queda claro en qué consiste la salvación que ofrecen».

Prohibir los juegos no es una solución, sugiere Molina, quien constata que «todos los videojuegos, sin excepción, que han sido prohibidos han sido los más solicitados».

La alternativa existe: «aplicar la imaginación y el diseño en crear videojuegos con contenidos creíbles y atractivos para los jóvenes, a la vez que persuadir a los promotores a no aplicar filosofías meramente mercantilistas».

El autor hace mención de Almudena Ortiz, autora del libro «Videojuegos que favorecen valores cristianos».

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ZENIT Staff

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