Los obispos españoles piden que la Constitución europea mencione el cristianismo

MADRID, 16 junio 2003 (ZENIT.org-VERITAS).- Cerca de 80 obispos –casi la totalidad del episcopado español– han ocupado este lunes sus sillones en el «hemiciclo» de la Casa de la Iglesia para inaugurar la octogésima Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

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Tras el canto de invocación al Espíritu Santo, el presidente de los obispos españoles y arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela, ha pronunciado el discurso inaugural, del que dedicó gran parte a rememorar la visita que Juan Pablo II realizó a España los pasados 3 y 4 de mayo.

«¿No ha soplado con fuerza en esta visita del Papa el viento de un nuevo Pentecostés sobre las velas de nuestras iglesias? ¿No se abrirá con ella un nuevo capítulo de la historia de la Iglesia en España? ¿No hemos sentido todos una fuerte interpelación a la santidad que nos permita relanzar nuestro compromiso apostólico, entre nosotros y también más allá de nuestras fronteras?», se preguntó el purpurado.

Precisamente, el «ardor evangelizador» al que se refirió el Papa durante su visita a España fue un tema en el que se ha detenido el cardenal Rouco.

«La evangelización de España, de Europa y del mundo, a la que Juan Pablo II ha convocado de nuevo a nuestras iglesias y a España, presupone y exige el contacto permanente con las fuentes cristianas de la vida interior, sin rebajas, sin desconfianzas, y siempre con generosidad. No hay evangelización sin vida interior», ha apostillado el presidente de la CEE.

Esta evangelización de España y Europa se hace para el arzobispo de Madrid más urgente que nunca, y ha expresado su deseo de que «el borrador de la futura Constitución europea, presentado en las semanas pasadas, sea completado y enriquecido con la mención expresa de la fe cristiana, la cual constituye, sin duda ninguna, uno de los elementos de la irrenunciable identidad de Europa».

El nuncio del Papa en España, el arzobispo Manuel Monteiro de Castro, que ha hablado tras la intervención del cardenal Rouco, también se ha referido a la Constitución europea, y ha lamentado que «las raíces cristianas del Viejo Continente y la aportación del cristianismo al alma y a la cultura de Europa han sido silenciadas de momento en el proyecto de Constitución europea que en estos días se está debatiendo», algo que ha tildado de «laguna incomprensible», ya que «no se puede construir la Europa que todos deseamos olvidando una parte sustantiva de su historia».

El cardenal Rouco ha hecho también referencia a que «por diversos motivos, los católicos habíamos sufrido durante los dos últimos años tiempos de cierta inclemencia». Por eso, la visita de Juan Pablo II, añadió, «nos ha confortado, porque nos ha permitido centrarnos de nuevo en lo esencial como Pueblo de Dios: en la alegría de compartir una misma fe en Jesucristo resucitado».

El arzobispo de Madrid ha abordado también otro de los temas sobre los que más insistió Juan Pablo II: las vocaciones.

«Hay que desearlas, promoverlas y cultivarlas en los diversos estados de vida cristianos», ha observado el purpurado. Para ello, el camino pasa por potenciar el trabajo apostólico con los jóvenes.

«Hay que adentrarse sin miedos de ningún género en la pastoral juvenil. ¿Qué otros signos esperamos? La juventud es capaz de ser iniciada en la vida interior, en la liturgia, en la amistad cristiana y en la comunión de la Iglesia. Es más, lo necesita», ha sentenciado el cardenal.

«Los jóvenes necesitan que se les proponga y se les presente el Misterio de Cristo y de su Iglesia en toda su honda verdad evangélica, sin hipocresías, pero también en toda su integridad y sin falsas y superficiales adaptaciones a supuestas exigencias de una modernización ambigua y engañosa: «Se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo»», ha añadido, citando al Santo Padre.

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ZENIT Staff

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