* * *
Su Excelencia
Señor KOFI ANNAN
Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas
Nueva York
Querido señor secretario general:
La reciente Resolución 1483 (2003) del Consejo de Seguridad, relativa a la reconstrucción de las instituciones y de la economía en Irak puede considerarse el principio de la confirmación de la validez de la misión de la Organización de las Naciones Unidas como se estipula en la Carta de 1945
El Papa Juan Pablo II, reconociendo la importancia de las Naciones Unidas, me ha pedido que le exprese a Su Excelencia el apoyo de la Santa Sede al papel fundamental de la Organización de las Naciones Unidas en este momento actual.
Como usted ya sabe, el Papa ha hablado en numerosas ocasiones de la necesidad de una autoridad internacional e independiente capaz de actuar no solamente como mediador en los posibles conflictos sino también como guía de toda la humanidad, orientando a toda la familia humana hacia la paz en el respeto del derecho. Un signo particular de este interés es la presencia del observador permanente de la Misión de la Santa Sede en las Naciones Unidas.
Hace cuarenta años, el Papa Juan XXIII en su carta encíclica «Pacem in Terris» (11 de abril de 1963), afirmó claramente que el orden social requiere el establecimiento de una autoridad universal pública (número 137). El mismo Papa Juan Pablo II, en su intervención ante la asamblea general el 5 de octubre de 1995 expresó la esperanza de que «la Organización de las Naciones Unidas… se convierta en un centro moral en el que todas las naciones del mundo se sientan como en su casa y desarrollen una preocupación compartida por ser, en cierto sentido, una «familia de naciones».
La reciente crisis iraquí ha llamado la atención sobre la necesidad de un mayor compromiso en la aplicación de los principios establecidos por la Carta de las Naciones Unidas para evitar acciones unilaterales que podrían llevar a debilitar el derecho internacional y los acuerdos existentes.
La Santa Sede está convencida de que la Organización de las Naciones Unidas podrá fomentar formas de cooperación más eficaces y concertadas que capaciten a los líderes mundiales a unirse para combatir las situaciones de injusticia y opresión que desembocan en la hostilidad entre los pueblos, además de construir esa «familia de las naciones» a la que el Papa Juan Pablo II se refirió en 1995.
De acuerdo con los sentimientos de Su Santidad, quiero manifestar el reconocimiento de la Santa Sede por su compromiso y el de todos aquellos que diariamente trabajan por la paz en el mundo, especialmente los que están asociados a los esfuerzos de las Naciones Unidas para promover la paz internacional, el diálogo y la cooperación.
Renovando la estima de la Santa Sede por este importante organismo internacional, por favor, acepte Su Excelencia la garantía de mi más elevada consideración.
Desde el Vaticano, 5 de junio de 2003
Cardenal Angelo Sodano
Secretario de Estado
[Traducción del original inglés realizada por Zenit]