ESTAMBUL, 25 junio 2003 (ZENIT.org).- El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, elogió el pasado 17 de junio en la catedral de Estambul la figura de Juan Pablo II, reconociendo que su testimonio permite al mundo creer que es posible alcanzar la paz.
Su intervención se enmarcó en un congreso promovido por la Conferencia Episcopal turca y la Nunciatura Apostólica en Turquía para celebrar el 25º aniversario del pontificado de Juan Pablo II.
Según el portavoz de la Conferencia Episcopal turca, monseñor Georges Marovitch, «la presencia de Bartolomé I en el encuentro ha representado un importante gesto ecuménico. Ha sido, además, la primera vez que un patriarca habla en la catedral de Estambul».
Hablando sobre el tema «Juan Pablo II y el servicio a la paz», Bartolomé I recordó que «la acción del Papa está marcada por una apasionada búsqueda de la paz y ello procede de su fe en las palabras de Jesús. Con mayor razón ahora que el mundo conoce la guerra y el terrorismo».
«Su talla de líder moral y religioso –constató–, no sólo para los católicos, sino para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, tiene su origen en una profunda fe personal y en la convicción de que esta fe debe vivirse de manera que los demás vean la verdad, entiendan la justicia y encuentren la paz».
«Ser un ejemplo así es verdaderamente una grave misión», subrayó el líder espiritual de los cristianos ortodoxos del mundo, según recoge la agencia «Sir».
El patriarca ecuménico de Constantinopla alabó en especial los esfuerzos del Santo Padre para establecer contacto con otros cristianos, judíos y musulmanes.
Bartolomé I, considerado como «primus inter pares» de la ortodoxia, destacó que la unidad de los cristianos alentaría la paz.
«Mientras contemplamos el mundo de hoy y derramamos lágrimas por la muerte y la destrucción, ¿podemos permitirnos algo que no sea ser decididos en nuestra lucha para encontrar la unidad?», preguntó Bartolomé I.
El próximo 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, se espera en Roma la tradicional visita de una delegación del Patriarcado ecuménico, que será correspondida por otra de la Santa Sede el 30 de noviembre, fiesta de San Andrés.
Ortodoxos y católicos se encuentran divididos desde el Cisma de Oriente en julio de 1054, fecha en que se intercambiaron excomuniones el Papa León IX y el patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario. Las excomuniones fueron levantadas en 1965, pero ortodoxos y católicos no han encontrado todavía la unidad plena. Sin embargo, tanto Juan Pablo II como Bartolomé I han manifestado su esperanza por una reunificación.