«Ecclesia in Europa» denuncia la violencia contra las mujeres

Y alienta su participación en la vida de la Iglesia

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CIUDAD DEL VATICANO, 29 junio 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II denuncia las injusticias y violencias que sufren las mujeres y alienta su participación en la vida y misión de la Iglesia en la exhortación apostólica «Iglesia en Europa» («Ecclesia in Europa»).

«La Iglesia no deja de alzar su voz para denunciar las injusticias y violencias cometidas contra las mujeres, en cualquier lugar y circunstancia que ocurran», afirma el pontífice recogiendo una de las proposiciones presentadas por los obispos que participaron en el segundo sínodo para Europa, celebrado entre del 1 al 23 de octubre de 1999.

El Papa pide en el número 43 «que se apliquen efectivamente las leyes que protegen a la mujer y que se establezcan medidas eficaces contra el empleo humillante de imágenes femeninas en la propaganda comercial, así como contra la plaga de la prostitución».

Al mismo tiempo, desea que «el servicio prestado por la madre, del mismo modo que por el padre, en la vida doméstica, se considere como una contribución al bien común, incluso mediante formas de reconocimiento económico».

El arzobispo de Lublin (Polonia), monseñor Józef Miroslaw Zycinski, al presentar el documento este sábado a la prensa reconoció que, en el documento, «no hay duda de la importancia del tono de denuncia ante las injusticias cometidas contra las mujeres».

El cardenal Jan P. Schotte, secretario general del Sínodo de Obispos, constató con los periodistas que «hoy ha desaparecido del escenario público la agresividad del primer feminismo, en el cual las mujeres querían ser como los hombres y estamos en una tercera fase en la que se está creando un verdadero feminismo católico que valora la específica vocación de la mujer».

«La Iglesia es consciente de la aportación específica de la mujer al servicio del Evangelio de la esperanza». Se lee en el número 42 de la exhortación post-sinodal.

Según dijo el cardenal Antonio María Rouco Varela durante la presentación a la prensa del texto, «particularmente a la mujer le toca un papel importante en la construcción de una sociedad donde se cuide la dimensión, la gratuidad, la acogida».

El texto del Papa recuerda que «las mujeres han tenido siempre un lugar relevante en el testimonio del Evangelio» y recuerda su labor «a menudo en silencio y con discreción, acogiendo y transmitiendo el don de Dios, bien mediante la maternidad física y espiritual, la actividad educativa, la catequesis y la realización de grandes obras de caridad, bien por la vida de oración y contemplación, las experiencias místicas y por escritos ricos de sabiduría evangélica».

La exhortación se muestra confiada y esperanzada en lo que las mujeres puedan hacer hoy «en favor del crecimiento de la esperanza en todas sus dimensiones».

«Hay aspectos de la sociedad europea contemporánea que son un reto a la capacidad que tienen las mujeres de acoger, compartir y engendrar en el amor, con tesón y gratuidad», afirma el texto.

«Piénsese, por ejemplo –cita–, en la mentalidad científico-técnica generalizada que ensombrece la dimensión afectiva y la importancia de los sentimientos, en la falta de gratuidad, en el temor difuso a dar la vida a nuevas criaturas, en la dificultad de vivir la reciprocidad con el otro y en acoger a quien es diferente».

«Éste es el contexto en el que la Iglesia espera de las mujeres una aportación vivificadora para una nueva oleada de esperanza», añade.

El Papa considera, además, que es necesario que «en la Iglesia se promueva la dignidad de la mujer, puesto que la dignidad del hombre y de la mujer es idéntica, creados ambos a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 27), y cada uno colmado de dones propios y particulares».

«Como se ha subrayado en el Sínodo –subraya el Papa–, es deseable que, para favorecer la plena participación de la mujer en la vida y misión de la Iglesia, se tenga en mayor estima sus propias cualidades, también mediante la asunción de funciones eclesiales reservadas por el derecho a los laicos», afirma Juan Pablo II.

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ZENIT Staff

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