Así lo confesó el mismo pontífice este miércoles al despedirse de los once mil peregrinos que participaron en la audiencia general que concedió en la plaza de San Pedro del Vaticano.
«Me preparo para realizar mañana, con gran esperanza, mi tercer viaje apostólico a Eslovaquia, tierra enriquecida por el testimonio de heroicos discípulos de Cristo, que han dejado elocuentes huellas de santidad en la historia de la nación», explicó.
Concluyó pidiendo oraciones para que esta peregrinación apostólica, la tercera al país ex comunista, «alcance para el pueblo eslovaco una renovada primavera de fe y de progreso civil».
El Papa visitará en esta ocasión diócesis eslovacas (Trnava, Banska Bystrica, Roznava) que no pudo visitar durante sus dos visitas anteriores a este país, en el que el 74,7% de sus 5.400.000 habitantes es católico.
La visita culminará el domingo con la beatificación del obispo greco-católico Vasi Hopko y de sor Zdenka Cecilia Schelingová, ambos mártires recientes del comunismo.
En menos de 7 meses, Eslovaquia debería entrar en la Unión Europea.