En los campamentos de verano organizados en Mosul, celebrados en julio, participaron 500 muchachos y muchachas; en agosto los participantes en Qara Qosh fueron 800.

Siguiendo la tradición pedagógica de los salesianos, las actividades ofrecían momentos de formación e interacción. Si bien existen buenas relaciones entre la minoría cristiana y la mayoría musulmana sunní, las actividades sólo estaban abiertas a jóvenes cristianos.

«Esta decisión no estaba determinada por prejuicios confesionales, sino por el hecho de que los cristianos tienen pocas ocasiones para reunirse y recibir una formación específica», explica el responsable del programa, el padre Pier Giorgio Gianazza.