ROMA, 11 septiembre 2003 (ZENIT.org).- En el segundo aniversario del trágico atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington, el presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, monseñor Renato Martino, ha insistido en la importancia de apoyar el papel mundial de la ONU ante los conflictos actuales.
Una de las prioridades que el atentado del 11 de septiembre de 2001 dejó al descubierto es la necesidad de luchar contra el terrorismo e indagar sus causas, afirmó este jueves el arzobispo Martino, durante muchos años observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.
En efecto, los brutales ataques contra los Estados Unidos demostraron que «el terrorismo puede golpear en cualquier parte, incluso en los países que se creían inmunes a estos actos, y ello ha creado una atmósfera de inseguridad», constató el presidente del dicasterio ante los micrófonos de Radio Vaticana.
Juan Pablo II definió el 11-S como «un día oscuro en la historia de la humanidad; una terrible afrenta a la dignidad del hombre». El Santo Padre añadió en la audiencia del miércoles 12 de septiembre de 2001: «Si bien la fuerza de las tinieblas parece prevalecer, el creyente sabe que el mal y la muerte no tienen la última palabra».
El camino para dar seguridad al mundo pasa por «eliminar las causas» del terrorismo, puesto que «sólo eliminando las causas se puede declarar que el peligro ha cesado», advirtió monseñor Martino.
Éste «es un trabajo ímprobo --explicó--, porque entonces nos enfrentamos a todas las crisis, las frustraciones de los países que no reciben cuanto les ha sido prometido, pero sobre todo con la extrema pobreza que golpea a la mitad de los habitantes de la tierra».
En este contexto, el prelado recordó que la Santa Sede «cree en un papel mundial de las Naciones Unidas». «Es lo que habría que apoyar en toda forma», concluyó.
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Sep 11, 2003 00:00