La pobreza de la Iglesia, materia prima de «Ayuda a la Iglesia Necesitada»

Conferencia Internacional de los responsables de la organización

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CASTEL GANDOLFO, 15 septiembre 2003 (ZENIT.org).- La primera Conferencia Internacional de los responsables de «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (AIN), celebrada tras la muerte de su fundador, el padre Werenfried van Straaten, ha concluido con el compromiso de vivir el legado que les dejó.

Esta herencia, según constataron, se resume en el amor hacia los más necesitados, la fidelidad a la Iglesia y al Santo Padre, el trato personal y directo con el bienhechor y transparencia en el uso de los fondos económicos.

Del 11 al 14 de septiembre, la localidad italiana de Castelgandolfo (a unos 30 kilómetros de Roma) acogió a responsables de AIN en el mundo en una Conferencia Internacional que bajo el lema «P. Werenfried: Legado y misión» ha reflexionado sobre la organización partiendo de la figura de su fundador, fallecido el pasado enero a los 90 años.

En el encuentro, los participantes han reafirmado la especificidad de AIN así como los principios fundamentales de la organización recogidos en las «Directrices Espirituales» de la Obra («ayudar en el ámbito pastoral de la Iglesia necesitada, donde quiera que padezca persecución y dondequiera que su comunidad corra peligro», nº 20).

Entre los retos para el futuro, se ha subrayado la necesidad de explorar nuevas «fronteras de la fe», reforzar la presencia de AIN en la sociedad –fundamentalmente a través de la información–, con el fin de que ésta conozca las necesidades de la Iglesia católica, así como ofrecer cooperación y experiencia para contribuir a la reevangelización de los países «donantes».

El cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, de la que depende canónicamente AIN, constató al clausurar el encuentro que la materia prima de AIN es la pobreza de la Iglesia. «Y en los próximos años no les va a faltar esa materia prima», afirmó.

El purpurado alentó de esta manera a los miembros de la organización a continuar con la labor desarrollada hasta ahora, así como a intentar dar respuesta a los nuevos desafíos que se le plantean a la Iglesia, entre los que se encuentra la creciente secularización del mundo occidental.

El arzobispo de Colonia, el cardenal Joachim Meisner, se centró en su intervención en esta cita internacional en la figura del padre Werenfried, afirmando que lejos de ser un reformador social, fue un hombre de Dios. Por ello, «de cara al futuro, AIN no puede perder la esencia de su espiritualidad», invitó.

Por su parte, el cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París, exhortó a AIN a «caminar hacia donde las otras organizaciones no van», a intensificar su presencia en los medios de comunicación, como una forma eficaz de frenar el avance de las sectas y la secularización, así como a potenciar los proyectos formativos dirigidos a sacerdotes y agentes de pastoral.

«Ayuda a la Iglesia Necesitada» es una asociación que hoy cuenta con filiales en diecisiete países. En la sede internacional, ubicada en Königstein (Alemania), se tramitan anualmente un promedio de diez mil proyectos presentados por sacerdotes, religiosos y obispos de más de 130 países del mundo.

El padre Werenfried van Straaten (1913-2003), sacerdote premonstratense holandés, fundó la Asociación en 1947 para sostener a la Iglesia allí donde tuviera dificultades en su misión a causa de la falta de libertad religiosa o de medios económicos.

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ZENIT Staff

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