CIUDAD DEL VATICANO, 16 septiembre 2003 (ZENIT.org).- ¿Seguirá viajando Juan Pablo II tras su última peregrinación apostólica a Eslovaquia? Esta es la pregunta que han planteado muchos periódicos al constatar el frágil estado de salud del Santo Padre al llegar a Bratislava.

Si bien el Santo Padre fue recuperando fuerzas con el pasar de las horas en el país ex comunista, Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, en declaraciones a los periodistas el domingo pasado en la capital eslovaca, aclaró que la decisión será tomada por él personalmente.

En 2004, Austria, Francia, Suiza, Polonia y México han invitado al obispo de Roma a visitar esos países.

«Personalmente creo que las invitaciones del Papa serán acogidas, todas o en parte», afirmó Navarro-Valls. «De todos modos, hasta el día de hoy no se ha tomado ninguna decisión. Quien decidirá será el mismo pontífice».

«Quien conoce al Papa sabe que no se puede decir nunca: "este es el último viaje", pues todo depende de su voluntad y de su deseo», añadió el director de la Oficina de Prensa del Vaticano al concluir la visita pontificia.

«El Papa vive con naturalidad sus propios límites físicos --reveló--: Dios los ha querido para él a esta edad y la gente lo comprende y acepta».

Por tanto, añadió, «a la pregunta de si vale la pena que el Papa siga viajando, a pesar de que le cueste tanto sufrimiento, deberían responder los pueblos que visita, en esta ocasión los eslovacos, que le esperaban y le han festejado».