El Santo Padre, que demostró encontrarse algo mejor de salud que el miércoles anterior, en el que había anulado la audiencia general por problemas intestinales, se encontró durante algo más de 10 minutos en privado con la representante del país asiático con el mayor número de católicos.
A continuación el Papa recibió a las personalidades que acompañaban a la presidenta filipina, entre ellas su esposo, que llevaba en brazos a su hijo de pocos meses. Juan Pablo II acarició y bendijo con ternura al pequeño.
A continuación tuvo lugar el intercambio de presentes. Arroyo regaló al Papa un sagrario del siglo XVII.
La Sala de Prensa de la Santa Sede no ha hecho públicos los temas que se trataron en el encuentro.
A continuación el Papa continuó con la serie de audiencias a obispos filipinos que en estos días están cumpliendo con su quinquenal visita «ad limina» al Vaticano.
El 25 de septiembre se encontró con el primer grupo conjunto que concluía estos encuentros para subrayar que «en la campaña contra el terrorismo y la violencia los líderes religiosos deben desempeñar un papel decisivo» (Cf. Zenit, 25 de septiembre de 2003).