En la homilía de la eucaristía dominical, celebrada en la catedral metropolitana, el cardenal Norberto Rivera, arzobispo de México, se convirtió en portavoz del entusiasmo con que en el país se recibió la noticia.
Al final de la misa, en un encuentro con los periodistas, afirmó: «Para nosotros no es solamente una alegría, es un privilegio que el Santo Padre nuevamente se haya fijado en México. Y esta arquidiócesis creo que especialmente se sentirá contenta y alegre porque monseñor Lozano Barragán aquí comenzó su episcopado, siendo obispo auxiliar».
Monseñor Javier Lozano Barragán nació en Toluca el 26 de enero de 1933. Obtuvo su licencia y doctorado en Teología Dogmática en la Universidad Gregoriana de Roma entre 1954 y 1958. Ordenado sacerdote el 30 de octubre de 1955, fue nombrado obispo auxiliar de la Ciudad de México en 1979. Fue transferido a la diócesis de Zacatecas en 1984. Juan Pablo II le llamó a Roma en 1997 para nombrarle presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.
Este Consejo alienta la atención pastoral de la Iglesia en el mundo de la salud y la enfermedad. En días pasados, este organismo constataba, por y ejemplo, que el 25 por ciento de los enfermos de sida del mundo son atendidos por instituciones católicas.