El cardenal Sepe clausura el CAM2 ante más de 20.000 fieles

Ecuador, próxima sede del Congreso Americano Misionero en 2007

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CIUDAD DE GUATEMALA, 1 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Con un fuerte llamamiento a la santidad y a la evangelización dirigido a la Iglesia en América, el cardenal Crescenzio Sepe –prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos— clausuró el domingo pasado el II Congreso Americano Misionero (CAM2) que desde el 25 de noviembre ha acogido Ciudad de Guatemala.

Ante cardenales, gran cantidad de obispos, cientos de sacerdotes y unos 22.000 fieles, el purpurado –enviado papal a este gran «cenáculo misionero» de la Iglesia desde Alaska a Tierra del Fuego– presidió en el estadio nacional de Guatemala la eucaristía conclusiva del Congreso que ha reunido a más de 3.000 misioneros de todos los países de América bajo un lema: «Iglesia en América, tu vida es misión».

«Iglesia en América, “¡duc in altum!” (Cf. Lc 5, 4), ¡desde tu fe en Jesucristo, tu vida es misión! Iglesia en América, ¡no tengas miedo a ser santa, no dudes en salir de tu tierra, con Cristo, hacia todos los pueblos y culturas!», exhortó el cardenal Sepe en su homilía.

Al coincidir la clausura del CAM2 con el inicio del tiempo litúrgico de Adviento, el cardenal Sepe invitó a preparar la acogida «al Señor que vendrá» «prolongando en la tierra la misión del Redentor» y «llevando el fuego de su Amor a todos los pueblos y culturas».

Y es que este Congreso invita ante todo «a no dudar en dar cumplimiento al mandato de la misión “ad gentes”, la primera tarea que los Apóstoles recibieron de Cristo después de su resurrección», constató el purpurado.

Por ello, exhortó a los «hijos e hijas de la Iglesia en América» a ser «los artífices de la Evangelización en el tercer milenio», recordando –citó palabras de Juan Pablo II– que de ellos depende que América Latina, «continente evangelizado», pase a ser «un continente evangelizador que mire a Europa, a África y a los pueblos de Asia».

Consciente de que la labor no es fácil, pero que el Señor «nos concede los medios necesarios para llevarla a cabo», el purpurado invitó a aprender del testimonio de los santos y santas de América y a acompañar con la oración y el sacrificio «el número creciente de vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, y a la misión “ad gentes” que nacen en no pocas Iglesias particulares del continente».

Entre otros medios necesarios para la misión y que hay que acoger, según señaló el cardenal Sepe, está la «consolante realidad del laicado», de tantos «catequistas», y de los «movimientos eclesiales y nuevas comunidades», «carismas suscitados por el Espíritu y que irrumpen como viento impetuoso» que arrastra «hacia nuevos caminos de compromiso misionero».

«Alegraos por el creciente compromiso de muchas diócesis –constató también– que envían, aún desde su pobreza, a sacerdotes diocesanos “fidei donum”, en ayuda de otras “Iglesias hermanas”, “ad intra” y “ad extra” del continente».

Al final de la celebración eucarística, el cardenal Sepe entregó, como signo de envío, el evangelio de San Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles –que el continente americano debe seguir escribiendo, según se ha repetido en los cuatro años de preparación del CAM2–. Tres representantes de cada país pasaron frente al altar para participar de ese momento.

Finalmente, el obispo Julio Cabrera Ovalle –de la diócesis guatemalteca de Japala y presidente de la comisión de misiones del episcopado del país– anunció que «la hermana República del Ecuador» será la sede del III Congreso Americano Misionero (CAM3) y del VIII Congreso Misionero Latinoamericano (COMLA8) en el año 2007.

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ZENIT Staff

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