SANTO DOMINGO, 1 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Ante el «deterioro económico» que ha llevado a República Dominicana a un «punto crítico», la Conferencia Episcopal del país difundió el miércoles pasado un mensaje pidiendo al gobierno acciones «inaplazables y drásticas» para sacar al país «del hoyo» en que está metido.
«De nada sirven ya ni las lamentaciones ni las explicaciones», «es evidente que la raíz de nuestro problemas mayores están en el deterioro económico, agudizado progresivamente», advierten los prelados en su nota.
Vista la ineficacia de las medidas adoptadas hasta el momento, el episcopado recuerda al gobierno un «principio sencillo y de sentido común»: «aumentar la producción y reducir los gastos presupuestables».
«En esta línea –advierten los obispos– no es sabia la solución de sobrecargar de impuestos a los que los pagan, sino la de lograr que todos paguen lo que están obligados a pagar».
«Pero esto no basta –continúan–. Es necesario, sobre todo en un momento de emergencia como el nuestro, que el Estado se concentre en los gastos necesarios y prioritarios y elimine todos los gastos suntuosos, inútiles, superfluos o prescindibles».
De igual forma, urge «adecentar la administración pública: no permitir a nadie saquear los bienes del Estado que son patrimonio de todos».
La situación económica ha provocado que el poder adquisitivo de los dominicanos se haya reducido a menos de la mitad, según denuncia el episcopado del país, de ahí que sea «de justicia ineludible e inaplazable el reajuste salarial».
«De nada sirve la oferta industrial y comercial si son muy pocos los que pueden adquirirla», observan los obispos.
También denuncian que la «falta de una legislación adecuada» y la «desconfianza» –en el Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Banco Central, y Superintendencia de Bancos y de la Nación– ha llevado a la fuga de capitales hasta una cantidad «escandalosa».
Preocupados además por la importancia de la Banca «en un régimen democrático de libertad e iniciativa privada», los prelados dominicanos condenan firmemente la actual difusión de calumnias contra entidades bancarias «con el fin de dañar su reputación y desequilibrar aún más la nación».
Finalmente, señalan que «los partidos políticos están llamados a revisar seriamente su función», «a no dirigir sus mayores energías a la mera conquista del poder» y «ofrecer, por encima de todo, soluciones reales y eficaces a los males sociales y económicos existentes y previsibles».
«Hay quienes creen que la renuncia del Honorable Señor Presidente a su repostulación favorecería altamente la paz social, la confianza y la gobernabilidad. Lo dejamos a su conciencia», subrayan finalmente los obispos dominicanos, exhortando al pueblo a «unirse en oración».