¿Se puede ser mujer, africana y doctora en Ciencias Bíblicas a la vez?

Testimonio de sor Mary Jerome Obiorah tras su paso por Roma

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ROMA, miércoles, 28 enero 2004 (ZENIT.orgAvvenire).- Después de trece años destinados a conocer con mayor profundidad la Palabra de Dios para llevar a su tierra, Nigeria, una nueva semilla de Anuncio, sor Mary Jerome Obiorah se ha convertido en la primera africana que obtiene la licenciatura y el doctorado en Ciencias Bíblicas en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, una institución universitaria de la Santa Sede.

«Gracias a estos estudios –reconoce la religiosa–, creo haberme transformado en una cristiana más convencida y con una mayor capacidad de entenderme a mí misma y mi servicio hacia los demás».

«Todo esto corona un sueño que ha absorbido un largo período de mi vida en dos fases: la primera desde 1989 hasta 1994, cuando cursé en la Universidad Gregoriana un primer ciclo de estudios en Filosofía y Teología; la segunda, de 1995 hasta hoy, que he sido alumna del Instituto Bíblico».

Sor Mary Jerome llegó a Italia tras pronunciar sus primeros votos en la Casa General de la Congregación del Corazón Inmaculado de María Madre de Cristo, fundada en Nigeria en 1937 por un misionero irlandés, Charles Heerey, de la Congregación del Espíritu Santo.

La superiora general de la Congregación, madre Louis Marie Ezenkwelle, fue quien decidió que sor Mary Jerome profundizara en su cultura teológica en Italia.

La mayor dificultad que tuvo que enfrentar la religiosa a su llegada fue, en el primer año de especialización en el Instituto Bíblico, «el aprendizaje de las lenguas antiguas, hebreo, griego, que resultan más difíciles porque ya no se hablan corrientemente».

Tras alcanzar la meta de la licenciatura y el doctorado, «con la ayuda de Dios estoy a la espera de las decisiones de la madre superiora: somos todas misioneras, así que volveré a África para desarrollar mi apostolado allí, en mi Nigeria, y también en las zonas de conflicto», subraya sor Mary Jerome.

En cuanto al descubrimiento de su vocación, la religiosa reconoce que «es como preguntarle a alguien cómo ha descubierto que tiene sed. Para mí es algo escrito dentro. Los estudios que he realizado sencillamente han precisado algo que llevaba en el alma».

El hecho de ser mujer y africana no ha supuesto para sor Mary Jerome motivo de discriminación:«Mis profesores siempre se han comportado con gran disponibilidad y equilibrio conmigo, así como los demás compañeros de curso. Si ha habido algún pequeño episodio de intolerancia, ha sucedido en la vida cotidiana, en la calle, nunca en la universidad».

«Actualmente, con mis conocimientos, me siento muy realizada y con capacidad para desarrollar mejor mi misión de religiosa y de africana», concluye.

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ZENIT Staff

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