ROMA, lunes, 16 febrero 2004 (ZENIT.org).- Para que el Islam se integre en países occidentales, es necesaria una relectura del Corán, constata el padre Samir Khalil Samir S.J.
En esta segunda parte de su entrevista, el autor de «Cien preguntas sobre el Islam», libro-entrevista publicado en varios países (en España lo edita Ediciones Encuentro), sigue abordando posibles vías de encuentro entre cristianos y musulmanes.
–Los cristianos se interpelan cada vez más sobre el Islam. ¿También los musulmanes se formulan todas estas preguntas sobre los cristianos?
–Samir Khalil Samir: Sí, los cristianos se interrogan sobre el Islam. Viviendo en un ambiente mixto como es Beirut, tengo que decir que se preguntan por el Islam, y viceversa. De todos modos, es verdad que en el Líbano me dicen siempre que nosotros cristianos conocemos mejor el Islam que ellos el cristianismo. La verdad es que tenemos bastantes dificultades cuando organizamos congresos y queremos un interlocutor musulmán que conozca bien el cristianismo.
–El Islam, ¿sigue siendo un desconocido para Europa?
–Samir Khalil Samir: Europa no debería culpabilizarse por no conocer el Islam: es obvio. Tampoco conoce el budismo u otras religiones. Para mí la cuestión no está en no conocer, sino en querer conocer.
Es positivo trabajar juntos, también criticando lo que no nos guste de su cultura, del mismo modo que ellos tienen el derecho a contestar aspectos de la cultura occidental que no les gusten.
Ellos, por ejemplo, creen que la concepción de la laicidad parece haber eliminado el fenómeno religioso, que de todos modos reaparece. Esta crítica es válida, y debe serlo también al revés.
Me gustaría recordar que la presencia musulmana en Europa es reciente; es absurdo pretender que las raíces europeas sean las de todas las religiones.
Desde mi punto de vista, la presencia de musulmanes en Europa podría ser una bendición bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, si se consiguiera crear un Islam europeo, que fuera de fe musulmana y de cultura europea, o sea, también cristiana.
Entonces se podría llegar a una relectura del Corán, partiendo de la igualdad entre hombre y mujer, entre creyente y ateo, con los principios de la democracia y de la civilización occidental, sobre todo de la distinción entre lo religioso y lo político.
–Algunos han criticado su libro alegando que se olvida de aspectos muy positivos del Islam, como el sufismo.
–Samir Khalil Samir: Hay algo exacto en esta observación, y es que no hablo del sufismo. Mire, es una realidad que el Islam ortodoxo suní ve como algo privado, o hasta como una desviación. No tiene mucho peso.
Si tomamos los libros que se publican en el mundo árabe-musulmán no vamos a encontrar casi ningún libro sobre sufíes. En cambio, en Occidente hay muchos. ¿Por qué? Porque a Occidente le interesa el otro a partir de sí mismo, y no trata de entender el Islam como es.
En el Islam, lo esencial en las enseñanzas y en la vida es lo jurídico. Esto no es una acusación ni un aspecto negativo, es la realidad, y tengo que respetar al otro como es.
Más que el sufismo, para entender el mundo musulmán tenemos que conocer sus fuentes. Los «haddit», por ejemplo, son los dichos del profeta, y casi no se encuentran traducidos y son importantísimos.
–¿Lo urgente es una relectura del Corán?
–Samir Khalil Samir: Lo importante ahora es dilucidar cómo se debe leer e interpretar hoy el Corán. Lamentablemente hay pocos musulmanes que propongan una relectura del Corán.
El cristianismo hace siglos que empezó una lectura crítica de sus fuentes. Esta lectura crítica no ha tenido lugar en el mundo musulmán y es una necesidad.
Repensar el Corán no significa cambiar el texto, sino su lectura. Los intelectuales musulmanes quieren hacerlo, pero no lo consiguen porque el peso de la mayoría tradicional es demasiado fuerte.
En Europa esto sería posible, siempre y cuando no prevalezcan estos grupos integristas pagados por países ricos del Golfo, que lo que hacen es exportar a Europa un Islam que no es el Islam que los musulmanes europeos quieren.
Muchas mezquitas están controladas por ellos; no son los inmigrantes quienes las han construido, sino ellos y sus predicadores que vienen de Arabia o de algunos emiratos.
–Para usted el Islam es algo natural, siendo un cristiano árabe. ¿Se siente un puente?
–Samir Khalil Samir: Tengo una gran simpatía a los musulmanes, pertenezco a esa cultura. Soy árabe cristiano en una cultura musulmana, pero mi fe es cristiana, y estoy contento tanto de una cosa como de la otra.
El Islam no me es extraño, ciertamente. Nosotros, los cristianos árabes, hemos aprendido a apreciar los aspectos positivos y negativos de la coexistencia. También podemos ayudar a los cristianos occidentales a comprender el Islam en su totalidad y a convivir con él. Somos un puente y podemos aportar lo que la experiencia de siglos nos ha dado como fruto.
[La primera parte de esta entrevista se puede consultar en Zenit, 15 de febrero de 2004].