Juan Pablo II retoma los encuentros con las parroquias de Roma

Le visitan ahora en el Vaticano

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 1 marzo 2004 (ZENIT.org).- Como expresión de su solicitud como obispo de Roma, Juan Pablo II retomó en la tarde del sábado sus visitas a las comunidades parroquiales de su diócesis, que ahora lleva a cabo recibiéndolas en el Vaticano.

El encuentro tuvo lugar en el Aula Pablo VI, donde el Papa presidió la Eucaristía para los fieles de cuatro parroquias del sur de la capital: San Anselmo, San Carlos Borromeo, San Juan Bautista de La Salle y Santa María Estrella de la Evangelización. Con éstas, el Santo Padre ha visitado 307 de las 336 de su diócesis.

«Estos encuentros me permiten manifestar el afecto que me une más intensamente a vosotros, queridos fieles de la diócesis de Roma –reconoció el Papa en su homilía–. No lo olvidéis jamás: ¡Os llevo en mi corazón! Sois la porción de pueblo cristiano confiado, de forma especial, a mi atención pastoral».

Estas cuatro parroquias no disponen aún de un edificio de culto y desarrollan la vida litúrgica y el servicio pastoral en locales provisionales –prefabricados o garajes–.

De ahí que el Santo Padre, mientras llega el momento de disfrutar de locales adecuados, les exhortara: «Preocupaos de hacer de vuestras parroquias auténticos edificios espirituales, que se apoyen sobre la piedra angular que es Cristo».

Igualmente invitó a que las comunidades se conviertan cada vez más en «familias de familias», «capaces de compartir juntas alegrías y dificultades».

Y es que en esas zonas de Roma, en continua expansión, residen en gran parte familias jóvenes, a quienes pide el Papa que se les reserve «una acogida abierta y cordial».

«Involucrad a los padres en la preparación de los niños y de los jóvenes en los sacramentos y en la vida cristiana», «proponed encuentros de espiritualidad y de formación», «preocupaos de que las familias sean precisamente el primer lugar de la educación cristiana de los hijos», pidió Juan Pablo II a los fieles.

«Acompañad con diligencia a las familias en dificultades o en condiciones precarias –añadió–, ayudándolas a comprender y realizar el auténtico proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia».

«Mientras emprendemos el itinerario cuaresmal –señaló el Papa comentando el Evangelio–, contemplamos a Cristo que ayuna y lucha contra el diablo. También nosotros, en la preparación a la Pascual, somos “conducidos” por el Espíritu en el desierto de la oración y de la penitencia para alimentarnos intensamente de la Palabra de Dios».

Y también «como Cristo estamos llamados a una lucha fuerte y decidida contra el demonio –afirmó el Santo Padre–. Sólo así, con una renovada adhesión a la voluntad de Dios, podemos permanecer fieles a nuestra vocación cristiana: la de ser heraldos y testigos del Evangelio».

Finamente recordó «el núcleo de la fe que estáis llamados a proclamar con vuestra existencia: ¡Jesús muerto y resucitado por nosotros!».

«Haced referencia a esta verdad fundamental para vuestro crecimiento espiritual, que debe ser constante, y para vuestra misión apostólica», invitó.

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ZENIT Staff

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