CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 5 marzo 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha hecho un llamamiento a los líderes cristianos del mundo de los negocios a evitar –con el compromiso por el bien común– que la globalización se convierta en sinónimo de la absoluta relativización de los valores.
«Entre las importantes cuestiones éticas que afronta en estos momentos el mundo de los negocios, se encuentran las ligadas al impacto del marketing global y de la publicidad en las culturas y valores de los diferentes pueblos y países», constata en un mensaje enviado a una conferencia de empresarios cristianos celebrada entre el viernes y el sábado en Roma.
El encuentro, que lleva por título «El empresario, responsabilidad social y globalización», es organizado por el Consejo Pontificio de la Justicia y por la Unión Internacional de Empresarios Cristianos (UNIAPAC) con más de ochenta participantes.
«Una sana globalización, llevada a cabo en el respeto de los valores de las diferentes naciones y grupos étnicos, puede contribuir significativamente a la unidad de la familia humana y puede permitir formas de cooperación que no son sólo económicas sino también sociales y culturales», reconoce el Papa.
«La globalización tiene que convertirse en algo más que en un sinónimo de la absoluta relativización de los valores y de la homogeneización de los estilos de vida y culturas», sigue diciendo.
«Para que esto suceda –propone–, los líderes, incluidos los de la esfera comercial, tienen el desafío de testimoniar el poder liberador y transformador de la verdad cristiana, que nos inspira a poner nuestros talentos, nuestras capacidades intelectuales, nuestras posibilidades persuasivas, nuestra experiencia y nuestras habilidades al servicio de Dios, de nuestro prójimo, y del bien común de la familia humana».