En un mensaje de correo electrónico difundido el viernes pasado por «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (AIN), el prelado explica que el «mayor grado de violencia» se registra en Puerto Príncipe, donde se suceden los pillajes, secuestros y ejecuciones sumarias.
Según su relato, también en el norte, en los alrededores de Cabo Haitiano y Fuerte Libertad, los disturbios se han cobrado más de una docena de muertos y las oficinas de organismos públicos y las tiendas han sufrido incendios provocados. «En otras ciudades, grupos de auto-proclamados “soldados” están sembrando terror. Es una pesadilla», advierte.
«Es difícil calcular el número de víctimas», reconoce monseñor Constant.
Mientras, «los daños materiales oscilan entre varios cientos de millones y mil millones de dólares estadounidenses», calcula.
«Tan sólo gracias a la fe, mucha gente puede soportar esta extrema desgracia que destruye su existencia: violencia, odio, muerte… Sí; en Ti, Señor, depositamos nuestra esperanza», concluye el prelado su mensaje.
El pasado 29 de febrero, el presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, se exilió a la República Centroafricana como consecuencia del gran movimiento antigubernativo organizado por un lado pacíficamente por la oposición política y la sociedad civil, y por otro lado por algunos grupos insurrectos armados que, tras hacerse con el control de buena parte del país, amenazaron con invadir la capital.
En estos momentos, a pesar de la presencia en territorio haitiano de una misión de paz autorizada por la ONU –incluye soldados estadounidenses, franceses, chilenos y canadienses–, la situación no parece aún bajo control.
Por las calles rondan por lo menos dos grupos armados: los «quimeras», jóvenes milicianos fieles al ex presidente, y la oposición rebelde armada, liderada por Guy Philippe.
Fuentes de prensa internacional relataban este lunes que cientos de haitianos, algunos armados con machetes, pretendían saquear una zona industrial en los alrededores del aeropuerto de Puerto Príncipe.
El domingo pasado, en la capital, al menos seis personas murieron –entre ellos, el periodista español Ricardo Ortega– y una treintena resultaron heridas durante una manifestación de miles opositores al régimen de Aristide. Parece que los «quimeras» abrieron fuego contra la manifestación.
Por su parte, Guy Philippe declaró que estaba dispuesto a volver a empuñar las armas si los soldados extranjeros presentes en el país no fueran capaces de desarmar a los paramilitares fieles a Aristide y garantizar la paz.
Actualmente, un «consejo de sabios» está deliberando para elegir a un nuevo primer ministro que sustituya al actual, Yvon Neptune.
Según «Reuters», los partidarios de Aristide han prometido marchas diarias para protestar por la destitución del presidente por el que votaron, y quien ganó un segundo mandato en el 2000, pero que ha sido derrocado por rebeldes armados y adversarios políticos que le acusaron de corrupción y violación de los derechos humanos.
La Organización Panamericana de la Salud asegura que el hospital principal de Puerto Príncipe tiene 200 cuerpos sin vida de víctimas de la violencia desde el inicio de la revuelta en los primeros días de febrero.