CIUDAD DEL VATICANO, martes, 9 marzo 2004 (ZENIT.org).- El ateísmo retrocede mientras aumentan la indiferencia religiosa, y las «religiones alternativas», afirma una investigación realizada por el Consejo Pontificio de la Cultura.
El organismo vaticano ha realizado una encuesta mundial sobre la increencia y la indiferencia religiosa en el mundo para preparar su asamblea plenaria que tendrá lugar del 11 al 13 de marzo en el Vaticano.
«Del ateísmo militante y organizado de otros tiempos se ha pasado a una situación de indiferencia práctica, de pérdida de importancia de la cuestión de Dios, y de abandono de la práctica religiosa, sobre todo en el mundo occidental», señala la presentación que ha hecho del informe el Consejo Pontificio. Sin embargo, explica, no se trata de «un abandono de la creencia en Dios».
El estudio, que constituirá el «Instrumento de trabajo» («Instrumentum laboris») de la plenaria, fue preparado a través de un «Cuestionario sobre la increencia» (las preguntas pueden consultarse en la página web del Vaticano) al que han respondido corresponsales del Consejo Pontificio de todos los continentes.
El «mapa» actualizado de la increencia hoy trazado por el estudio llega a seis conclusiones, presentadas este lunes a un grupo de periodistas, entre los que se encontraba Zenit, por el cardenal Paul Poupard, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura.
–«La increencia no está aumentando en el mundo. Es un fenómeno ligado sobre todo al mundo occidental. No está ligado al mundo asiático, latinoamericano o africano, y mucho menos al musulmán».
–«El ateísmo militante está en retroceso y no ejerce ninguna influencia pública, a excepción de los regímenes en los que todavía está en vigor un sistema político ateo. Se observa, sin embargo, el despertar de un cierto laicismo militante, especialmente en Europa».
–«Está en crecimiento la indiferencia religiosa o el ateísmo práctico. Agnósticos y creyentes no practicantes tienden a confundirse en un ambiente en el que se vive de hecho como si Dios no existiera».
–«El ateísmo y la increencia, fenómenos típicamente masculinos, urbanos y propios de personas con un nivel cultural medio-alto en el pasado, se extienden hoy también a las mujeres que trabajan fuera de casa: entre ellas, la increencia aumenta y alcanza niveles casi iguales a los de los hombres».
–«Disminuye por doquier el número de personas que van regularmente a la iglesia. Esto no significa un aumento de la increencia, sino más bien la transformación de la práctica religiosa y del modo de creer: creer sin pertenecer».
–«Crece también una nueva búsqueda más espiritual que religiosa, que no siempre coincide con el regreso a las prácticas religiosas tradicionales».
El cardenal Poupard, al presentar el trabajo, explicó que el estudio «no busca seguir examinando el problema de la pérdida (o no pérdida) de la fe, sino de dar respuestas concretas. No somos sociólogos, somos pastores».
En esta plenaria, aclaró el purpurado francés, los miembros del Consejo de la Cultura –21 cardenales y 12 arzobispos y obispos– buscan «ayudar a responder a una pregunta muy sencilla: ¿qué tenemos que hacer?».
«El verdadero enemigo de la fe no es el ateísmo agresivo. Hoy, Dios es considerado totalmente insignificante para la mayor parte de las personas», constató citando un estudio realizado en Inglaterra («The Tablet», 10 de enero de 2004). «No hay lugar ni necesidad de él en las exigencias y en los deseos de su vida cotidiana».
La asamblea del Consejo, reveló el cardenal, busca «indicar nuevos caminos para responder a las expectativas insatisfechas del hombre que sigue siendo, a pesar de todo, un hombre religioso («homo religiosus»)».
«Hay toda una serie de medios que hay que proponer para evangelizar la cultura de la increencia y de la indiferencia», reconoció.
En concreto, propuso «una presencia renovada de la Iglesia en el debate público», «un nuevo lenguaje que llegue a la razón y al corazón», «que la iniciación cristiana sea asumida por la familia y la comunidad de creyentes, prolongada por las instituciones educativas, y apoyada por una catequesis regada por una liturgia densa de belleza», compartir «el amor siguiendo el ejemplo de Cristo, redentor del mundo».
En la reunión del Consejo pontificio participarán por primera vez varios cardenales y obispos nombrados recientemente por Juan Pablo II miembros del dicasterio.
Entre los ponentes figuran los cardenales Cormac Murphy O’Connor, arzobispo de Westminster (Gran Bretaña), que hablará sobre «El diálogo personal con los no creyentes»; Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, sobre «Las Iglesias cristianas ante el desafío de la no creencia»; José da Cruz Policarpo, patriarca de Lisboa (Portugal), «Nuevas misiones ciudadanas en Europa»; Francis E. George, arzobispo de Chicago, «Instituciones educativas: escuela y universidades»; Polycarp Pengo, arzobispo de Dar-es-Salaam (Tanzania), «El catecumenado para jóvenes y adultos»; Rodolfo Quezada Toruño, arzobispo de Guatemala, «Entre religiosidad y no creencia: New Age, nuevos movimientos religiosos y sectas»; Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid (España), «No creencia y secularización entre los jóvenes: la respuesta de las Jornadas Mundiales de la Juventud»; Ivan Dias, arzobispo de Bombay (India), «El camino del amor».
El 13 de marzo, con una concelebración eucarística en la basílica de Santa María en Trastevere presidida por el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, arzobispo de Guadalajara (México), tendrá lugar la sesión de clausura. La próxima asamblea plenaria se celebrará en 2006.