CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 10 marzo 2004 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha manifestado este martes su «preocupación y tristeza» por la noticia del arresto de un obispo católico en China y ha pedido explicaciones a las autoridades.
Monseñor Wei Jingyi, obispo de la diócesis china de Qiqihar, fue arrestado el 5 de marzo en el aeropuerto de Harbin (Heilogjiang, al noroeste de China), según reveló este lunes la «Fundación Cardenal Kung».
«La Santa Sede ha recibido con preocupación y tristeza la noticia, transmitida por las agencias internacionales, del arresto», reconoce el director de la Oficina de Información de la Santa Sede.
«En el caso de que haya imputaciones contra el obispo arrestado, deberían hacerse públicas, como sucede en cualquier estado de derecho», afirma el portavoz.
«La Santa Sede, por su parte, no tiene ningún motivo para dudar de la inocencia del prelado», concluye la nota vaticana.
Monseñor Wei Jingyi, de 46 años, ordenado obispo en 1995, es uno de los prelados más jóvenes de la Iglesia católica «clandestina», que reconoce la autoridad del Papa y no está oficialmente aprobada por Pekín.
«Es conocido por su fidelidad al Papa y por el compromiso de evangelización», revela el Bernardo Cervellera, director de la agencia AsiaNews.
«Por este motivo ha sufrido cuatro años de trabajos forzados en dos períodos distintos: de 1987 a 1989 y de 1990 a 1992. Durante un cierto período ha sido también secretario de la Conferencia de los obispos clandestinos surgida en los años noventa», añade el sacerdote.
«La diócesis de Qiqihar, evangelizada a inicios del siglo XX por religiosos suizos betlehemitas, cuenta con más de cincuenta mil fieles católicos y decenas de sacerdotes y religiosas», añade el director de AsiaNews.