La formación, protagonista del impulso misionero de la Iglesia en América

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Aprobadas las conclusiones del II Congreso Americano Misionero

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SAN JOSÉ (COSTA RICA), jueves, 11 marzo 2004 (ZENIT.org).- Potenciar la formación se revela como una de las líneas fundamentales para impulsar la misión «ad gentes» en la Iglesia en América, según se desprende de las conclusiones del II Congreso Americano Misionero (CAM2).

El documento conclusivo es fruto del trabajo de los más de 3.000 participantes de la gran cita misionera de la Iglesia desde Alaska a Tierra del Fuego que acogió Guatemala del 25 al 30 del pasado noviembre. El lema escogido fue «Iglesia en América, tu vida es misión».

Es resultado también de la reflexión realizada con la ayuda del Instrumento de Trabajo en las Iglesias particulares del Continente durante el año preparatorio a la realización del Congreso.

Las conclusiones del CAM2 fueron aprobadas y entregadas –el pasado 18 de febrero– al término del IV encuentro Centroamericano de los Obispos Presidentes de Misiones, Directores Nacionales de OMP (Obras Misionales Pontificias), Vicarios de Pastoral y Delegados Diocesanos de Misiones, celebrado en San José de Costa Rica.

«La tarea evangelizadora de la Iglesia se ha consolidado en el Continente y la misión “ad gentes” comienza a ser una fuerza determinante e incisiva que está renovando la Iglesia en la medida en que toma mayor conciencia de su naturaleza misionera», se lee en las conclusiones.

Si bien reconocen «la fidelidad al Evangelio y a la Iglesia de muchos fieles», la santidad y la entrega hasta el martirio, constatan también que «el divorcio entre fe y vida en no pocos cristianos y comunidades de América provoca desánimo en los agentes de pastoral, deserción entre los fieles y obstaculiza seriamente la misión evangelizadora de la Iglesia».

Tres fortalezas tiene la Iglesia en América –en opinión del CAM2– «que auguran un futuro esperanzador»: la opción por los pobres, la religiosidad popular –que ofrece elementos de comunión, si bien exige «una mejor evangelización»– y el esfuerzo por «inculturar el Evangelio, uniendo fe y vida».

En cambio, plantean desafíos para la actividad misionera el fenómeno de la globalización –que evidencia «una profunda crisis de valores humanos, religiosos, sociales y culturales» y un deterioro económico–, el problema de las migraciones humanas –que repercute en la desintegración de la familia y en la pérdida de valores— y el reto de los grupos fundamentalistas.

Para impulsar la misión –«patrimonio de toda la Iglesia» pero donde «los laicos se reafirman cada día más», aspecto que hay que promover–, los congresistas centran su recomendación pastoral principal en «la formación en todas sus formas».

Exhortan a «propiciar los procesos de animación y formación misionera integral a todo agente de pastoral, sea laico o ministro ordenado, y en cada comunidad cristiana y en cada iglesia particular».

Piden que sea «una formación fundamentada en la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia y la realidad de nuestros pueblos, dándole prioridad a la teología, la pastoral y la espiritualidad misioneras, que permitan a cada bautizado redescubrir su identidad misionera e infundir los valores del Reino en las realidades temporales del mundo, y a las comunidades cristianas redescubrir su naturaleza misionera».

«Ello exige el fortalecimiento y la creación de centros de formación permanente en el ámbito diocesano y nacional, con capacidad para impulsar la misión “ad gentes” –reconocen–. Estos procesos formativos deben darse a nivel parroquial, diocesano y nacional y han de impregnar de espíritu misionero toda la acción pastoral de la Iglesia».

No olvidan reclamar «especial atención a la formación de los comunicadores sociales, para que puedan utilizar adecuada y profesionalmente los medios de comunicación social, y tengan la capacidad de darle sostenibilidad y autonomía económica a dichos medios».

Y es que los medios de comunicación –que «ejercen una influencia poderosa y preocupante sobre la vida de los pueblos»– también tienen un «gran valor» «como instrumentos para el anuncio del Evangelio a todas las gentes».

«La dimensión misionera de la pastoral ordinaria y, en particular, la dimensión de la misión “ad gentes” impregnará los ánimos, las actitudes y las acciones de las personas y las comunidades en la medida en que se incluya en los planes pastorales de las diócesis y parroquias», advierten finalmente los participantes del CAM2.

Las conclusiones del II Congreso Americano Misionero (CAM2) pueden leerse en la sección de «Documentos» de la página web de Zenit.

Más información en www.cam2guatemala.org.

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ZENIT Staff

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