La resurrección de Cristo, esperanza de vida eterna; asegura el Papa

Primera audiencia general celebrada en este año al aire libre

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 marzo 2004 (ZENIT.org).- La resurrección de Cristo constituye el fundamento de la esperanza del cristiano en la vida eterna, aseguró Juan Pablo II este miércoles en la audiencia general.

El pontífice meditó en Jesús, el Mesías prometido, al reflexionar en el Salmo 20, composición poética en la que el pueblo de Israel daba gracias a Dios por los dones que había concedido a su rey.

El Santo Padre, que participó por primera vez en este año en el encuentro semanal con los peregrinos en la plaza de San Pedro del Vaticano, al aire libre, bajo un sol de primavera, ofreció una lectura cristiana del Salmo, siguiendo la tradición marcada por los Padres de la Iglesia.

Dirigiéndose a doce mil fieles de todos los continentes, el pontífice constató cómo la figura del rey presentada por el pasaje bíblico perfila ya «el rostro de Cristo, rey mesiánico».

«Él es la «irradiación de la gloria» del Padre. Es el Hijo en el sentido pleno y, por tanto, la perfecta presencia de Dios en medio de la humanidad», indicó el pontífice.

«Él es la luz y la vida, como proclama san Juan en el prólogo de su Evangelio: «En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres»», recordó.

El Santo Padre, viene haciendo al ofrecer este tipo de meditaciones, citó a un Padre de la Iglesia, en esta ocasión san Ireneo de Lyón, quien también había ofrecido una interpretación cristiana del Salmo.

«El salmista anuncia su resurrección [de Cristo] de los muertos y que, resucitado de los muertos, es inmortal –decía el obispo, martirizado en torno al año 202–. De hecho, ha asumido la vida para resurgir y, a través del espacio y el tiempo en la eternidad, para ser incorruptible».

«Basándose en esta certeza, el cristiano también cultiva la esperanza en el don de la vida eterna», concluyó el Papa, quien después dirigió palabras de saludo a los peregrinos en seis idiomas.

En esta ocasión, el Santo Padre, cuya voz pareció algo cansada, dio una vuelta en el «papamóvil» por la plaza de San Pedro para saludar y bendecir a los presentes.

El pontífice continuó de este modo con la serie de meditaciones sobre los Salmos y cánticos de la Liturgia de las Vísperas que está ofreciendo los miércoles. Sus catequesis pueden consultarse en la página web de Zenit, en la sección («Audiencia del miércoles»).

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ZENIT Staff

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