CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 17 marzo 2004 (ZENIT.org).- La Academia Pontificia para la Vida ha hecho un llamamiento a curar los problemas crecientes de esterilidad de las parejas, en vez de recurrir sistemáticamente las técnicas de fecundación artificial, que plantean graves problemas éticos.
Es el mensaje central que deja el «Comunicado», publicado este martes por la institución vaticana para recoger las conclusiones de su asamblea plenaria, celebrada del 19 al 22 de febrero en Roma sobre «La dignidad de la procreación humana y las tecnologías reproductivas: aspectos antropológicos y éticos».
Según piden los médicos, científicos, expertos en bioética y cuestiones jurídicas..., que participaron en la asamblea, el aumento de la esterilidad de la pareja --«sobre todo en las sociedades occidentales»-- debe llevar a la ciencia a «encontrar las causas reales y los remedios».
Por el contrario, denuncian los miembros de la Academia fundada por Juan Pablo II, se puede constatar una actitud «por así decir autocomplaciente», que en vez de afrontar las causas del problema, recurre rápidamente a las tecnologías de reproducción artificial como «única forma de tratamiento».
Por otra parte, constatan los académicos, se da una «mentalidad nueva», según la cual, «el recurso a las técnicas de reproducción artificial podría convertirse incluso en un camino "preferencial", respecto al "natural", parar traer al mundo un hijo».
Esta mentalidad, se debe, indica el documento, al hecho de que se ve en estas tecnologías una manera más eficaz para ejercer un «"control" sobre las cualidades del concebido».
«Todo esto contribuye a considerar el hijo obtenido mediante las Artificial Reproductive Technologies como un "producto", cuyo valor en realidad depende en gran parte de su "buena calidad", sometida a severos controles y seleccionada con cuidado».
«La consecuencia dramática es la eliminación sistemática de esos embriones humanos que son considerados como carentes de calidad suficiente, según parámetros y criterios inevitablemente opinables», asegura el «Comunicado».
Los académicos, por el contrario, aplauden «los esfuerzos de la medicina moderna» para «curar las formas de esterilidad conyugal». De hecho, durante la asamblea, se expusieron algunos «programas concretos, de notable interés científico» con este objetivo.
Proponen, además, la adopción de niños como un gesto de amor para aquellos matrimonios que todavía no encuentran soluciones a los problemas de esterilidad.
El documento recuerda que han pasado veinticinco años desde el nacimiento de la primera niña por fecundación «in vitro». Se calcula que desde entonces, en todo el mundo, un millón de niños han nacido con estos procedimientos.
Los miembros de la Academia Pontificia para la Vida concluyen su comunicado dirigiéndose a los parlamentarios católicos a oponerse «firmemente» a las leyes que violan «claramente la dignidad de la vida humana», como en el caso de la legalización del aborto o de la eutanasia.
El obispo Elio Sgreccia, vicepresidente de la Academia Pontificia de la Vida, comentando el documento, explicó a los micrófonos de «Radio Vaticano» que los parlamentarios católicos, cuando no pueden hacer valer democráticamente su visión, «no deben abandonar el Parlamento sino tratar de reducir el daño de una ley injusta».
«Por ejemplo --aclara--, si no pueden eliminar toda la legislación sobre la fecundación artificial, deben tratar al menos de limitarla a la homóloga, dentro de la familia. Trataran de eliminar también la congelación de embriones».
ÚLTIMAS NOTICIAS
Mar 17, 2004 00:00