Monseñor Simeon Pereira, de 76 años, arzobispo de Karachi entre 1993 y 2000, en declaraciones a «The Christian Voice», semanario de esa archidiócesis, recorre el desarrollo de la comunidad católica en el país en las últimas décadas y lo atribuye en particular al crecimiento de las escuelas católicas.
Al recordar el significativo crecimiento de los bautizados, el prelado recuerda que en los años setenta y ochenta: «algunas escuelas se convirtieron incluso en escuelas de preparación universitarias, y la diócesis se convirtió en autosuficiente. Empezamos a tener católicos mejor educados, especialmente en las ciudades, y tienen más cuenta las responsabilidades de la Iglesia en sus propias áreas».
Las escuelas católicas han ayudado a formar sacerdotes de origen paquistaní –antes casi todos eran misioneros extranjeros– y a crear católicos conscientes de sus deberes y des sus derechos, subraya.
«Tengo grandes esperanzas para el futuro de los católicos en Pakistán –confiesa–. En su conjunto, son conscientes de los problemas comunes a los católicos, y tratan de afrontarlos, especialmente los más instruidos».
«Pero nuestros sacerdotes y obispos tienen que guiarles para que lo logren. En algunas parroquias urdus de Karachi, me encuentro con grupos que están motivados y tienen la guía sacerdotal para luchar pos sus derechos».
De los 143 millones de habitantes de Pakistán, el 75% son musulmanes suníes, el 20% son chiíes. Los cristianos representan el 2%. Los católicos suman 1,2 millones.