Reflexiones ante el día de los abuelos

Según Santiago Serrano, presidente del movimiento Vida Ascendente en España

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MADRID, domingo, 25 julio 2004 (ZENIT.orgVeritas).- El 26 de julio numerosas comunidades cristianas celebran el día de los abuelos en la fiesta de los santos Ana y Joaquín, padres de la Virgen María, según la tradición.

Santiago Serrano, presidente el movimiento Vida Ascendente en España, desde el pasado mes de junio, reflexiona sobre la contribución de los mayores en esta entrevista concedida a la agencia Veritas.

–Los ancianos de Vida Ascendente demuestran que se puede ser activo y «útil» cuando se pasa la edad de la jubilación ¿cómo lo explica?

–Santiago Serrano: Vida Ascendente, Movimiento cristiano de seglares, extendido en 50 países, agrupa a jubilados y a personas mayores (la palabra anciano tiene hoy connotaciones negativas, especialmente en el contexto de su pregunta).

La vida se ha prolongado gracias a la medicina y no sólo se ha prolongado sino que ha mejorado la calidad de vida y las aptitudes físicas y mentales de las personas mayores. Por contraste las jubilaciones hoy se adelantan en muchas ocasiones a menos de 60 años, porque en una sociedad en que se aprecian por encima de todo los valores económicos, las personas mayores resultan inútiles.

Pues bien, Vida Ascendente proclama que las personas mayores poseen unos auténticos valores derivados de su experiencia de la vida y unas aptitudes, a que antes me he referido, que se deben aprovechar al servicio de la sociedad y, puesto que somos cristianos, al servicio de la Iglesia.

–¿Qué tipo de trabajo apostólico realizan los miembros de Vida Ascendente?

–Santiago Serrano: Al trabajo apostólico nosotros preferimos llamarlo servicio a los demás. Este servicio a los demás se concreta en primer lugar, en la propia familia donde hay unos hijos y nietos, a veces, incluso unos padres, que nos necesitan en muchos casos materialmente y sobre todo espiritualmente.

Después, en nuestros grupos de Vida Ascendente, practicando la amistad cristiana, que nos caracteriza, preocupándonos de los problemas de los compañeros, asistiéndolos, si lo necesitan.

En las Parroquias participando en las diversas actividades de la misma, formando parte de los Consejos parroquiales y en ellos procurando ser portavoces de las necesidades de las personas mayores de la Parroquia para estimular la labor que en este campo pueden prestar Cáritas, la Pastoral de la Salud, la Pastoral familiar y demás movimientos y asociaciones, colaborando con ellos, con arreglo a nuestras posibilidades.

Mención especial merecen las Residencias de Mayores, donde nuestro servicio a los demás se expresa generosamente, constituyendo grupos de Vida Ascendente para estimular la participación activa de los residentes que acuden a nuestros grupos, o bien simplemente actuando como visitadores voluntarios.

–¿Por qué cree que hay cada vez más ancianos en las residencias?

–Santiago Serrano: En primer lugar porque, como se ha dicho antes, cada vez hay más ancianos y en segundo lugar porque ha desaparecido prácticamente la familia tradicional en que convivían miembros de varias generaciones y la gente se moría en sus casas.

En los matrimonios de los hijos trabajan ambos cónyuges y resulta muy difícil ocuparse de los abuelos, que en muchos casos necesitan cuidados médicos continuos que no pueden atenderse en las casas. Estas son, a mi entender, las causas principales.

–¿Qué opina de las familias que abandonan a sus ancianos física o espiritualmente?

–Santiago Serrano: Las residencias son en muchos casos un mal menor, que se agrava tremendamente en el caso de que la familia se desentienda totalmente del anciano hasta el punto de no visitarle, sino muy de tarde en tarde. Esta es la queja más frecuente que nos transmiten los residentes a quienes atendemos.

Vida Ascendente trata de remediar estas situaciones con nuestra presencia y cariño hacia ellos, pero desgraciadamente somos insuficientes para el vasto campo de necesidades que existen. De las familias que abandonan a su mayores ¿qué quiere usted que le diga?

–¿Qué consecuencias puede traer para la sociedad el hecho de que los abuelos se hayan convertido en «padres» de sus nietos?

–Santiago Serrano: Desde luego consecuencias de ningún modo negativas. Muy al contrario, se facilita el diálogo intergeneracional, se conservan los valores familiares disminuidos inevitablemente por el trabajo del padre y de la madre y desde el punto de vista espiritual los abuelos suplen en muchos casos la formación religiosa que la generación de los hijos, en general, ha descuidado.

–¿Qué piensa de la eutanasia?

–Santiago Serrano: El moribundo tiene derecho a una muerte digna y con los menores sufrimientos, pero no provocada activamente.

–¿Qué consejos daría para vivir una vejez feliz?

–Santiago Serrano: Se pertenezca o no a Vida Ascendente, yo recomendaría la aceptación del envejecimiento como hecho natural; atender, ya que en la jubilación se tiene tiempo, las necesidades espirituales que normalmente todos sentimos; servir, en lo que podamos, a los demás; para vivir los últimos años de la vida, que probablemente no serán pocos, según los planes de Dios, como etapa de plenitud, con alegría.

Juan Pablo II citaba las siguientes riquezas que podemos compartir los Mayores: «Una visión plena, humana y cristiana de la vida. La sabiduría de la experiencia. Ser lazo de unión entre las distintas generaciones. Dar testimonio de un amor fiel. El don gratuito de sí mismos. La serenidad. Fortaleza en las pruebas. Una alegría irradiante y discreta. Interioridad. Esperanza en el mas allá de la vida».

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ZENIT Staff

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