CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 22 julio 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha exigido a la comunidad internacional y al gobierno de Sudán intensificar los esfuerzos para llegar a una solución justa en el conflicto de Darfur, en el occidente del país, evitando así una catástrofe humanitaria.
Al mismo tiempo, el Santo Padre, al enviar en misión especial al país africano al arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», pide una movilización de la Iglesia y del mundo para paliar las terribles condiciones que atraviesan las poblaciones de esa región.
Monseñor Cordes llegó este jueves a la capital sudanesa, Jartum, para encontrarse con los representantes de la Iglesia en el país, en particular, con el cardenal Zubeir Wako, arzobispo de Jartum, y con el arzobispo François Joseph Mamberti, nuncio apostólico.
Con la asistencia de las Naciones Unidas, el enviado papal viajará después a Darfur, donde visitará los campos de refugiados.
«El reciente acuerdo entre el gobierno de Jartum y el Ejército Popular de Liberación del Sudán-Movimiento Popular de Liberación del Sudán (SPLA-SPLM) ha abierto posibilidades favorables a la paz y el desarrollo en el país», comienza constatando una carta enviada en nombre del Papa por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, a monseñor Cordes.
«Sin embargo, la dramática situación humanitaria en Darfur, que ha provocado clamorosas protestas, es fuente de gran preocupación para Juan Pablo II».
Desde febrero de 2003, la región de Darfur es escenario de un violento enfrentamiento entre dos grupos rebeldes --el «Movimiento para la Justicia y la Igualdad» (JEM) y el «Ejército-Movimiento de liberación de Sudán» (SLA-M)-- y el ejército regular sudanés.
SLA-M y JEM se han alzado en armas contra Jartum, acusado de abandonar Darfur porque su población es mayoritariamente negra y de financiar a las milicias «Janjaweed» --salteadores árabes activos en la región occidental de Sudán--, que desde hace años siembran muerte y destrucción especialmente en las comunidades africanas Arana, Marsalit y Fura.
Con la visita del representante papal, aclara el cardenal Sodano, Juan Pablo II «quiere enviar su saludo a la querida comunidad católica y a todas las poblaciones de Sudán que se encuentran bajo la angustia y la necesidad, especialmente en la región de Darfur y asegurarles su cercanía, solidaridad y oraciones, en particular por los refugiados, que sufren a causa del actual conflicto y de sus graves consecuencias».
«El Santo Padre espera que todos los habitantes de Darfur reciban la ayuda humanitaria que necesitan, particularmente en la inminente temporada de lluvias, durante la cual su supervivencia será aún más difícil», afirma.
«Confía en que las autoridades sudanesas, en colaboración con la comunidad internacional, intensifiquen sus esfuerzos para llegar a una solución justa para Darfur», añade.
«Esto sucederá cuando la voz de los pueblos de Darfur sea escuchada y reconocida y cuando se respeten sus derechos humanos fundamentales, especialmente el derecho a la vida, a la libertad política y religiosa, y a la existencia pacífica en sus territorios», aclara la carta.
«El reconocimiento de los derechos de los diferentes pueblos de Sudán permitirá que todos los ciudadanos del país, sin distinción, ofrezcan su propia aportación a la construcción de una sociedad justa, basada en la solidaridad y en el bienestar de todos y cada uno de sus miembros», subraya el cardenal Sodano.
«En particular --concluye el secretario de Estado--, el respeto por las legítimas autoridades locales garantizará que las confrontaciones y problemas de Darfur no se difundan o se intensifiquen, haciendo vano el resultado de los acuerdos de paz entre el norte y el sur, a los que se ha llegado tras largas y difíciles negociaciones».
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Jul 22, 2004 00:00