CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 2 febrero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II permanecerá todavía algunos días en el hospital, según anunció este miércoles Joaquín Navarro-Valls, director de la Oficina de Información de la Santa Sede.
Horas después de que hiciera público en la mañana de este miércoles un comunicado sobre las condiciones de salud del pontífice, Joaquín Navarro-Valls declaró a los micrófonos de «Radio Vaticano» que «no hay ningún motivo de alarma» sobre las condiciones del Papa.
El Papa permanecerá en el hospital «algunos días», añadió. El tiempo de su permanencia «será decidido por los médicos».
En el encuentro que mantuvo Navarro-Valls con los periodistas en la mañana de este miércoles, reveló que esta a las 10,15, el Papa celebró la eucaristía desde su cama con su secretario, el arzobispo Stanislaw Dziwisz, almorzó ligeramente y tomó un café.
La fiebre ha bajado («sólo tiene unas décimas») y Navarro-Valls, quien es doctor en medicina, aseguró que la hospitalización era «una medida de precaución», en particular porque Juan Pablo II experimentaba dificultades de respiración
El portavoz desmintió que el obispo de Roma hubiera perdido el conocimiento, que se le hubiera hecho una TAC o practicado una traqueotomía.
Navarro-Valls afirmó que para este miércoles no estaba prevista la publicación de otros boletines médicos.
Al salir antes de mediodía del hospital, el portavoz dijo a los periodistas que esperaban en al hospital Agostino Gemelli: «Me voy a casa, la situación es tranquila y no hay motivos para alarmar».
«Una señal de que el estado del Papa no suscita gran preocupación es que su médico no ha llegado a primera hora al hospital», aseguró.
Muchos fieles han manifestado su cercanía espiritual a Juan Pablo II rezando en la Plaza y en la
Basílica de San Pedro del Vaticano o llevando flores al Hospital Gemelli.
Algunos de los peregrinos que habían venido este miércoles para participar en la suspendida audiencia general con el Papa, hicieron llegar al Santo Padre una composición florear con los colores del país natal del Santo Padre, rojo y blanco.
Unos setenta estudiantes australianos, que también tenían previsto ver al Papa durante la audiencia, cantaron para él ante el Hospital.