CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 13 febrero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que en nombre de Juan Pablo II leyó este domingo antes y después de rezar la oración mariana del Ángelus el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede.

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¡Queridos hermanos y hermanas!

1. Nos encontramos en este lugar para alabar al Señor. Ante todo, quisiera daros las gracias a vosotros y a cuantos siguen este momento por la radio y la televisión por vuestra cercanía, afecto y, sobre todo, por vuestra oración durante los días de mi hospitalización en el Policlínico «Gemelli».

Siempre siento la necesidad de vuestra ayuda ante el Señor para cumplir la misión que Jesús me ha confiado.

2. El miércoles pasado, con el rito de las Cenizas, comenzamos la Cuaresma, tiempo litúrgico que todos los años nos recuerda una verdad fundamental: no se entra en la vida eterna sin llevar nuestra cruz en unión con Cristo. No se alcanza la felicidad y la paz sin afrontar con valentía el combate interior. Es un combate que se vence con las armas de la penitencia: la oración, el ayuno y las obras de misericordia. Todo esto hay que vivirlo en el escondimiento, sin hipocresías, en espíritu de amor sincero hacia Dios y los hermanos.

3. En la tarde de hoy, como todos los años, comenzaré los ejercicios espirituales, junto a mis colaboradores de la Curia. En silencio y recogimiento, pediré al Señor por todas las necesidades de la Iglesia y del mundo. Os pido también a vosotros, queridos hermanos y hermanas, que me acompañéis con vuestra oración.

Que María Santísima, quien entre sus preocupaciones cotidianas tenía la mente y el corazón dirigidos permanentemente hacia el misterio de su Hijo, nos guíe para realizar un fructuoso itinerario cuaresmal.

[Tras rezar el Ángelus, monseñor Sandri añadió en nombre del Papa:]

Mientras sigo rezando por la paz en Oriente Medio, dirijo un sentido llamamiento por la liberación de la periodista italiana Giuliana Sgrena y de todos los secuestrados en Irak.

[A continuación, en nombre del Papa leyó mensajes en francés, inglés, castellano, italiano y polaco. En castellano, dijo:]

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los de Extremadura. Con la oración, la limosna y el ayuno, intensificad vuestro camino de conversión. ¡Muchas gracias!