CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 4 marzo 2005 (ZENIT.org).- Renato Buzzonetti es el doctor que atiende a Juan Pablo II desde que elegido Papa. En aquel 1978 no parecía que el joven y atlético Karol Wojtyla necesitaría tan pronto de sus cuidados y Buzzonetti tenía entonces tiempo para atender el dispensario vaticano.
El 13 de mayo de 1981, con el atentado del turco Alí Agca contra el Papa en la plaza de San Pedro dio inicio a siete hospitalizaciones en el Policlínico Agostino Gemelli de Roma y Buzzonetti tuvo que dedicarse con mucha más asiduidad a su primer encargo, la atención al pontífice.
En todos estos años, Buzzonetti, de 81 años y amigo personal del Papa, no ha dado ninguna entrevista y la discreción ha sido su estilo de vida.
Según confirmó este jueves Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, es el mismo Buzzonetti quien se encarga de la redacción de los comunicados sobre la salud del San Padre, aunque todos llevan la firma Navarro-Valls.
Especializado en gastroenterología y hematología, antes de la elección de Juan Pablo II, Buzzonetti ya había asistido en los últimos meses de vida a Pablo VI, fallecido el 6 de agosto de 1978.
En la mañana del 29 de septiembre de aquel mismo año, certificó la muerte del Papa Albino Luciani, Juan Pablo I, fallecido de un infarto, según informa la televisión pública italiana en su portal en Internet (www.rai.it).
Licenciado en la Universidad de Perugina, en 1995, cinco años después comenzó a trabajar en el hospital San Camillo de Roma.
Desde 1965, de manera complementaria a su actividad en ese hospital público italiano, Buzzonetti comenzó a prestar sus servicios en el Vaticano. En 1979 fue nombrado director del Servicio de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, cargo que todavía desempeña.
Forma parte también del Consejo de Administración del Fondo de Asistencia Sanitaria de la Ciudad del Vaticano.
En estos más de 26 años de pontificado, el médico personal ha seguido a Juan Pablo II en todo momento: en sus viajes por el mundo y por Italia, en la residencia de Catel Gandolfo y en las vacaciones en los Alpes italianos.
En estos años, Buzzonetti ha contado con la colaboración de la hermana Tobiana, una de las religiosas polacas que atienden al Santo Padre, licenciada en medicina, y que ahora también se encuentra ofreciendo su ayuda en el Gemelli.
En los primeros diez días de febrero, cuando el Papa fue hospitalizado en el Gemelli a causa de la gripe, fue recibido por el doctor Rodolfo Proietti, responsable del departamento de Emergencia y Admisión del Policlínico Gemelli de Roma.
Profesor de Anestesiología, Proietti también realizó la anestesia general al Papa al ser sometido a la traqueotomía, el 24 de febrero.
En una entrevista concedida a «Avvenire» tras esa hospitalización, Proietti confesaba su «inmensa emoción», y «el honor de atender al Santo Padre y, al hacerlo, comprender lo que debe representar cada paciente para el médico y la manera en que el médico debería vivir su misión».
«He salido con la conciencia de haber recibido mucho más de lo que he dado. Sensaciones más profundas, y que difícilmente olvidaré, querría mantenerlas en el ámbito de lo privado», añadía.
Entre las dos hospitalizaciones del mes de febrero, siguieron la evolución del Santo Padre, en su apartamento en el Vaticano un médico especialista en reanimación y el doctor Angelo Camaioni, jefe de Otorrinolaringología del Hospital San Juan de Roma. En el Vaticano el Papa cuenta con una enfermería.
La operación quirúrgica de la traqueotomía fue realizada por los profesores Gaetano Paludetti, jefe de Clínica Otorrinolaringológica de la Universidad Católica del Sagrado Corazón; y Angelo Camaioni; ayudados por el médico Giovanni Almadori.
En la operación estuvieron presentes el doctor Enrico Decampora, jefe de Clínica Otorrinolaringológica de la Universidad de Florencia y asesor de la Dirección de Sanidad del Estado de la Ciudad del Vaticano y, obviamente, el doctor Buzzonetti, según confirmó el mismo Navarro-Valls.