El Papa aboga por el diálogo entre musulmanes y cristianos por la paz en África

En un mensaje enviado al nuevo embajador de Senegal ante la Santa Sede

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 10 marzo 2005 (ZENIT.org).- Desde el hospital Gemelli de Roma, Juan Pablo II ha lanzado un llamamiento para que cristianos y musulmanes colaboren a favor de la paz en África.

En la misiva, enviada este jueves al nuevo embajador de Senegal ante la Santa Sede, Félix Oudiane, el pontífice recuerda que la religión nunca puede justificar la violencia y que «África tiene necesidad urgente de paz y estabilidad».

El diplomático entregó sus cartas credenciales en el Vaticano al cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano.

De los casi once millones de habitantes de Senegal el 5% son católicos en medio de una población que en su inmensa mayoría es musulmana.

«En nuestro mundo, con frecuencia obscurecido por grandes zonas de sombra, fruto de oposiciones en ocasiones violenta, que se tratarían de justificar con motivos religiosos, hay que constatar que no faltan testimonios de convivencia entre los creyentes de las diferentes religiones, en particular entre musulmanes y cristianos», afirma el pontífice.

En su mensaje al represente del gobierno Dakar, que tiene una larga historia de colaboración en las operaciones internacionales de paz, el obispo de Roma constata con satisfacción que Senegal está demostrando que «el diálogo entre creyentes y entre las culturas es un elemento esencial para la edificación de la paz entre los pueblos».

«Senegal se muestra particularmente sensible a la necesidad de vivir la diversidad de pertenencias religiosas en la unidad de la nación. Es una de las condiciones de un desarrollo pleno de la sociedad», reconoce el texto.

«A pesar de las dificultades inevitables inherentes a la convivencia entre comunidades humanas diferentes, el diálogo permite reconocer la riqueza de su diversidad», sigue diciendo el Papa, quien aclara que este diálogo debe «servir al bien común de la única familia humana».

«Queda por recorrer un largo camino juntos, el del conocimiento mutuo, el del perdón, el de la reconciliación –constata–, abriéndose a colaboraciones habituales que contribuyan a edificar una sociedad pacífica y fraterna».

El Santo Padre concluye asegurando el compromiso de la Iglesia en «este camino», pues «a los creyentes les corresponde hacer de él una esperanza para el mundo».

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ZENIT Staff

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