MADRID, viernes, 11 marzo 2005 (ZENIT.org).- El cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, expuso este viernes en la celebración eucarística de conmemoración de las víctimas de los atentados del 11 de marzo, la respuesta cristiana capaz de derrotar al terrorismo: el amor.
El funeral, celebrado en la catedral de la Almudena con la presencia de la Familia Real, de los representantes del gobierno, de las demás fuerzas políticas y sociales, reunió a más de mil personas, de las cuales la mitad eran familiares de las 192 víctimas fallecidas hace un año.
«El terrorismo no tiene ni tendrá nunca la última palabra ni en la vida de los pueblos ni en la determinación de sus destinos; tampoco en España», afirmó el arzobispo de Madrid en la homilía.
«El programa cristiano para desenmascararlas intelectual y éticamente se puede cifrar en la máxima paulina: «No te dejes vencer por el mal; antes bien vence el mal con el bien» (Rm 12,21)», aseguró.
«Este programa ha vencido definitivamente en la Cruz gloriosa de Cristo. Su victoria puede y debe ser nuestra victoria. La actualizamos constantemente en cada celebración eucarística; también en la de hoy», recalcó.
«Os invito, pues, a mirar a Cristo en la cruz que nos preside y a mirarlo con fe –exhortó el purpurado-. Y junto a Él, a mirar a las víctimas de los atentados terroristas, que con su propia cruz son ahora colocados junto a Cristo para que Él les otorgue la vida, y mirar también a sus familiares, amigos y seres queridos que tanto consuelo, comprensión y ayuda espiritual y material necesitan y esperan de todos nosotros».
«¡Hay dolores que el tiempo mitiga, pero que sólo Dios y la Cruz de su Hijo curan y transforman en frutos de esperanza y amor!», aseguró el cardenal Rouco.
La eucaristía, presidida por el cardenal Rouco, fue concelebrada por el nuncio apostólico, el arzobispo Manuel Monteiro; el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Ricardo Blázquez; el arzobispo primado de Toledo, monseñor Antonio Cañizares Llovera; el arzobispo de Granada, monseñor Javier Martínez; el arzobispo de Burgos, monseñor Francisco Gil Hellín; y el arzobispo castrense, monseñor Francisco Pérez, y otros obispos españoles.